viernes, 29 de marzo de 2019

VIII Jornadas Culturales del Aula Abierta de Mayores de la UPO - Segunda sesión

Fue una fiesta. Del flamenco y de la Peña, del Aula Abierta de Mayores y de la UPO. El pasado 27 de marzo, en el paraninfo, volvimos a participar en las VIII Jornadas Culturales del Aula Abierta de Mayores de la Universidad Pablo de Olavide. El público que asistió al prodigio y que participó activamente de él fue alumnado de Aznalcóllar, Gerena, Gilena, Gines, La Puebla del Río y Pedrera. También otras personas, incluidos nuestros excelsos socios Paco García y Manuel González.

El listón había quedado muy alto el lunes anterior (véase la correspondiente croniquilla en este blog), pero resulta que, entre el lunes y el miércoles, hemos sembrado. El eslogan fue el mismo que el del primer día: “El flamenco, más vivo que nunca”, con palabras del presidente de la Peña. Y, como el lunes, lo demostramos a través del arte: la gracia, la fantasía, el ingenio, el oficio, la entrega, la emoción, la delicadeza, la fuerza, la sorpresa… Ahora, con Juan Tomás de la Molía al baile, Armando Mateos al cante, y Alberto López a la guitarra.
 

Era a la hora de la siesta, y empezó Alberto solo, por granaínas. En contra de lo previsto, la gente reaccionó poniendo las antenas al máximo. Siguió el baile, por soleá por bulerías, que remataron por bulerías. Después Armando hizo fandangos de Huelva y bulerías, para dar paso de nuevo al baile, ahora por cantiñas. Ante la insistencia del público, hicieron un “fin de fiesta” por bulerías.

Alberto nos transportó a la belleza pura con las granaínas, llenas de sensibilidad, soñando con La Alhambra. Anuncio exquisito de lo que estaba por venir. Armando nos deleitó con una entrega tal que levantó al público. Preciosos su homenaje a Camarón, y su recuerdo de Pansequito. Una voz flamenquísima, sostenida, pletórico de compás, perfectamente compenetrado con Alberto y, cuando hubo baile, con Juan Tomás. Y volcando su personalidad, que es mucha; creativo desde lo clásico.
 
 
Si todo fue una sorpresa, lo de Juan Tomás, jovencísimo, fue brutal. Elegancia y fuerza, el cuerpo como alado instrumento de percusión, sobre una tabla relativamente pequeña, con unos pies prodigiosos, estampas impresionantes, torería, pura torería. Se hablará mucho de él, no me cabe duda.
 
Y Alberto. Alberto aúna el primor técnico, una sensibilidad asombrosa, la fuerza, la emoción plena, la sabiduría acompañando, el compás, el conocimiento a fondo, fraseos portentosos, un toque solista que enamora. Con un discurso propio y con raíces. No es habitual. He visto todo eso junto solo en unos pocos guitarristas geniales. Ahí está Alberto.
 

Esta croniquilla es subjetiva, pero digo la verdad del corazón y de la razón, que en realidad viajan juntos. Como artistas, brutales. Y como personas, de categoría, como son los flamencos de verdad. Queda en la memoria de los asistentes, y seguro que estarán de acuerdo con lo que digo. Vaya dos jornadas, otra vez, memorables. Manmen, Maite Olivares y David Roldán el lunes, y Juan Tomás de la Molía, Armando Mateos y Alberto López, el miércoles. Lunes santo y miércoles santo. Gracias al Aula Abierta de Mayores, al Vicerrectorado de Cultura, a los artistas, al público sabio que nos acompañó y, de forma muy especial a Kaveh, por quien fue posible este nuevo milagro.
 

La próxima, el día 2 de abril en Capitanía, donde el año pasado la liaron Carmen Young, Juan Villar hijo y el propio Alberto López. Repetirán, por petición expresa del público que los vio el año pasado. Y con el refuerzo de Beatriz Cruz de Alba.
 
Fernando C. Ruiz Morales
Presidente de la Peña

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