domingo, 26 de marzo de 2017

Rosi "la Divi" en la peña flamenca


Rosi, la Divi, acompañada a la guitarra por Kaveh Nassehi, nos ofrecieron momentos de auténtico gozo. Ante una sala abarrotada en la que ya no cabían más sillas y con gente de pie, empezaron por malagueñas. El remate, por verdiales, subió en intensidad, que fue la tónica de la actuación. Siguieron unas riquísimas bamberas, incluyendo variantes melódicas que habían hecho los maestros Pedro Peña, José Menese y Miguel Vargas. Por tientos, la Divi desplegó una amplia gama con pasión, con dramatismo, con pellizco. Los remató por tangos, ya con Patri Lozano acompañando a las palmas. Ahí sonaron Cádiz y Triana, la Niña de los Peines, el maestro Paco Taranto… pero con la gran personalidad de la Divi, sobrada además de compás. A resaltar también el acompañamiento creativo y flamenquísimo de Kaveh. Intensidad emotiva. Si todo lo anterior fue de amplia gama, no lo fueron menos las cantiñas que nos obsequiaron a continuación. Torrente de voz pero también matices, a veces con un roce con el que la cantaora nos llega. Mirabrás, alegrías, cantiña del contrabandista,… Y en el mensaje, la Perla de Cádiz, la Mejorana, Luisa Butrón,… Tras esto, bulerías por soleá, en las que la Divi volvió a hacer gala de conocimiento, de sensibilidad y de espléndida intensidad. Por ahí asomó de forma especial Rosalía de Triana. Parece que la Divi sabía de la especial dedicación que estamos teniendo al papel de las mujeres en el flamenco, pero juro que no le habíamos dicho nada.
A petición del respetable, tuvo que hacer un cante más: eligió una ronda preciosa de fandangos naturales, aplaudidos a rabiar. A propuesta de Patri, otro obsequio más: por bulerías, acompañados por gente que “subió al escenario”. Cantó, junto a la Divi, Patri, y hubo pataítas llenas de gracia, de buen humor, de alegría. Todo eso destilaron la Divi y sus acompañantes.
Nunca la había escuchado antes, y la sorpresa ha sido mucho más que grata: es una cantaora como la copa de un pino. Otro privilegio.

Lo único negativo fue que no supimos encender los focos y hubo de hacerse con la luz normal de las lámparas de la sala. Habrá que estar al quite la próxima vez.

Patricia Lozano, Rosi "la Divi" y Kaveh Nassehi







Después de esta gozada, el disfrute continuó con la comensalía. Porque la gente trajo cosas de picar, y con eso y las bebidas… El ambiente fue, otra vez, una delicia. Nos acompañaron la Divi y Patri, además. Entre los temas que se hablaban: el flamenco en la educación y entre los jóvenes, cosas hechas y que se están haciendo en la Peña, la guitarra, el taller que está impartiendo nuestro bailaor Torombo, la tortilla de patatas de Maribel (¡ole!), la actuación divina que habíamos presenciado (¡ole y ole!), lo que habrá el 20 de abril con el gran guitarrista Paco Fernández, las mujeres en el flamenco…
Por supuesto, salieron más cosas. Así, la propuesta que hizo un nuevo amigo, Juan Manuel Galán, de preparar algo, ya para el curso próximo, sobre el vino y el flamenco, idea preciosa que sin duda habrá que ver, porque merece la pena. Y hubo su poquito de cante y de guitarra.
Quiero resaltar algunas cosas bellas más. Primero, no solo la gran actuación que habíamos disfrutado, sino también la simpatía, cordialidad y sencillez de la Divi y de Patri. Vaya, y de la gente presente: Sherman, Chari, Manolo González (¡qué elegante amabilidad!), Emilio, Salvador, Consuelo, Isa, Juan el extremeño, Juan el utrerano, Concha, Ángeles, Beatriz, Rocío, Bea, Dani,otra Beatriz (¡aquí lo bueno abunda!), más gente que no nombro por no excederme, y más gente que no nombro porque no sé sus nombres, no pocas de ellas visitándonos por primera vez. Y quien viene una vez, suele repetir. … Otra cosa bella: algunos niños allí. Impresionante la hija de Dani, que no perdió puntá de la actuación. ¡Eso es educar, Dani, ole tú! Otra: la heterogeneidad en la gente, en edades, procedencia, preferencias y experiencias flamencas,… Y nuevas amistades. Otra cosa bella más: la guitarra de Kaveh, que es un prodigio de musicalidad, cada vez más grande, cada vez más sorprendente, que tiene su propio discurso y que, como le dé por explotar, la va a liar.Y otra más: la Divi, Patri, y además el pedazo de cantaor Paco Mejías, que ya había estado otra vez con nosotros, se hicieron socios de la Peña. ¡Bienvenidos! ¡Y vaya densidad de artistas que vamos teniendo!

Paco Mejías
Y una subjetividad más, dicha sin ánimo de ofender y con toda modestia: ya hay una proporción alta de jóvenes en las actividades de la Peña. Sin embargo, sigue siendo asignatura pendiente la presencia de más estudiantes de la universidad. Aquí hay algo que decir: la reciente reforma universitaria, hecha para que los estudiantes aprendan menos y entrenen más la disponibilidad y la obediencia,no les deja tiempo libre. Y las condiciones sociales no les dejan libertad, porque el poco tiempo de ocio que les queda parece que debe dedicarse a un hedonismo superficial y evasivo. En positivo, la esperanza en su inteligencia, pese a los escollos académicos y sociales. No digo que les tenga que gustar el flamenco, faltaría más. Pero sí que lo puedan conocer o experimentar, descubrirlo en suma (porque sigue siendo muy desconocido), y opciones hay para ello. Hay que seguir trabajando esa línea, como siempre, sin prisas, sin alharacas, y poco a poco. Lo merece, porque es luchar por nuestra cultura.
Gracias a todos, y especiales a los artistas, a los nuevos socios/as, a José Manuel Mibri que lo hizo posible, y a los apoyos desde la Universidad.
La próxima, el miércoles 29 a las 16:30 en el Paraninfo, en un acto del Aula Abierta de Mayores (aunque seguro que no se cerrarán las puertas a nadie), donde servidor aburrirá al personal hablando sobre el flamenco como cosa impura, y luego vendrá lo bueno, con la actuación de una representación de artistas socios de la Peña: Laura Marchal al cante, Kaveh a la guitarra, y alumnado de Torombo (también estará él) al baile.
Y el 20 de abril, como queda dicho, una sesión muy especial: un encuentro con Paco Fernández, que traerá su documental “Buscando mis raíces” que nos hará disfrutar, aprender, pensar, y debatir. Y que traerá también su guitarra y su pasión…
¡Esto marcha!
Fernando C. Ruiz Morales
Presidente
José Manuel Mibri
Secretario

domingo, 19 de marzo de 2017

Encuentro con...ROSI “LA DIVI”

ROSI “LA DIVI”
Resultado de imagen de rosi la divi

Guitarra KAVEH NASSEHI 
Palmas y jaleos PATRICIA LOZANO


Viernes 24 de marzo a las 19 horas.

Lugar: Espacio Cultural El Entramado, junto a la parada del Metro en la Universidad Pablo de Olavide

Entrada libre hasta completar aforo

jueves, 16 de marzo de 2017

Carmen Ledesma en el Ciclo "Mujeres transmisoras de Flamenco"





Era la despedida “oficial” del Ciclo sobre las mujeres en el flamenco. Digo “oficial” porque habrá más eventos, este curso.
Era también la primera vez que venía, en este Ciclo, una bailaora. Cuando hablamos para esto con una artista, hemos buscado siempre que fuera no solo excepcional artísticamente, sino además del máximo interés por su experiencia, vivencias, personalidad, significación,… Está feo decirlo, pero vaya tino que tenemos. Carmen Ledesma, nada menos.

Con ella, José Méndez al cante, y nuestro queridísimo Antonio Moya a la guitarra. Empezaron ambos por alegrías, con lo que no solo prepararon excelentemente el terreno, sino que además hicieron descubrir a más de uno la voz flamenquísima y bien templada del jerezano, que remató con poderío y garra. De compás, además, toda una lección de ambos. 



Carmen Ledesma, José Méndez y Antonio Moya

Luego llegó ella. Por soleares jondas, jondísimas, que remató por bulerías. Nada más alzar los brazos desde su silla, despacio, con garbo, diciendo verdad, empezó el misterio. La expresión facial, la estampa, el compás. Carmen hizo una cosa muy difícil, que pocas veces se ve, salvo en ella: la unión del temperamento y la gracia, de la fuerza y la dulzura. Creo que es su sello.

Después, por tientos y tangos, en los que hubo un recuerdo para esa mujer excepcional que fue la Niña de los Peines. Bailó distinto a antes, pero siempre con ese sentido dramático y esa rara conjunción. Ahora añadió, cuando entraron en los tangos, ese humor y esa picardía inigualables, un puro goce para todos los privilegiados que estábamos allí. 



Y para culminar, sorpresa por bulerías: llamó al escenario a tres alumnas suyas, japonesas. Y a dos sobrinos. Ellos se sumaron con las palmas y con un cante, y cada una de ellas se marcó un baile, con la batuta cantaora de José (mucho Jerez ahí, y un recuerdo a otra grande, su tía, la Paquera). Y muy, muy bien. Cada una, además, con un estilo distinto, con sus propias maneras. También Carmen bailó. ¡Qué alegría, qué buen humor, qué delicia, qué energía tan buena nos llevamos!
El baile de Carmen es una síntesis entre la poética elegancia de Matilde Coral y la rabia de Trini España (esto último lo dijo ella; yo, ignorante de baile, me había acordado de la gran Manuela Carrasco). Dos palabras quiero resaltar. La primera, que es real. Ella estaba allí, con su arte, de verdad. Baila natural, baila como ella es. Y esto es impagable. La segunda, que es bellísima. Una belleza integral, absoluta, que transmite desde el alma con todo el cuerpo. Un cuerpo que contradice los superficiales cánones de lo atlético, lo plano, lo joven, lo aéreo. Habla flamenco y el flamenco se expresa, con todo su dolor y turbación, con toda su alegría y jocosidad, a través de su cuerpo. De nuevo, una experiencia inolvidable gracias a una de las más grandes, no solo de hoy, sino de siempre, porque Carmen construye y proyecta, desde la tierra, alas para la emoción y para la memoria.

Esto es lo que vimos, asombrados. 





Después vino la entrevista. Tuvimos que alterar el orden porque José tenía un compromiso por el que debía marcharse antes de la finalización de la actividad. La realizó nuestra admirada amiga la periodista y estudiosa del papel de las mujeres en el flamenco (y en el cine, y en la literatura,…) Ángeles Cruzado. Después de esa actuación, sinceramente, yo temía que el contraste con la entrevista fuera demasiado extremo. No fue así, porque la entrevista fue genial. En ella, Carmen evocó el apoyo de su madre en sus comienzos, la casa de vecinos donde vivió (¡qué semillero de flamenco fueron los patios de vecinos!), las viejas cigarreras que conoció allí, los tablaos y otros escenarios, el papel de las mujeres en el flamenco y los cambios que ha vivido en esto,… No lo resumiré, claro, pero sí quiero resaltar un par de cosas. Primero, cómo reconocía la importancia de lo que le han aportado otros artistas: desde Pepe Ríos con la enseñanza, hasta compañeros como Trini España, Concha Vargas, Mario Maya, Antonio Gades, Curro Vélez, incluso en el cante, como Antonio Mairena, Fernanda y Bernarda de Utrera, o Inés Bacán. Palabras especiales tuvo para Pedro Bacán (que no solo fue un grandísimo artista, sino una persona de una bondad inagotable). Demostró una humildad excepcional. La humildad es, precisamente, un valor que tenemos en la Peña como referencia incontestable, porque es la base para el crecimiento. Y porque significa reconocimiento hacia los demás. Y eso es básico en el flamenco. Otra cosa de Carmen, y que también coincide con nuestros principios: el cariño hacia lo que haces. Si amas lo que haces, lo vas a hacer mejor y con más felicidad, y eso también es básico en el flamenco: echarle a las cosas su tiempo, y ponerles algo de ti mismo. Otra más: sí a la técnica, pero acompañada por la trascendencia, la raíz, y sabiendo escuchar el cante. De hecho, por ejemplo, a sus alumnas extranjeras les exige saber español en nuestra modalidad andaluza, porque considera, con toda la razón, que no se puede bailar bien sin saber escuchar y entender el cante. Más sobre su alumnado: dice Carmen que “tú eres su madre en esos momentos”. Pues eso, ni más ni menos.
Carmen Ledesma y Ángeles Cruzado


Foto de LebrijaFlamenca.com (Araceli Pardal)



Después vino la fiestecita en la Peña, a la que nos acompañaron Carmen y Antonio. Por allí estaba parte del maravilloso sector lebrijano: Inés Bacán, su hermano Juan, Araceli Pardal (ya guardada su oportunísima, estética y sabia cámara de fotos), Pedro Carrasco. También, por fin, el sector utrerano, al menos parte de él: otra alegría. Por supuesto, el también imprescindible sector alcalereño. Y el de la propia Pablo de Olavide, del Instituto de la Grasa, y gente que yo no conocía, lo que siempre me alegra porque la gente es bienvenida. También un grupo de japonesas, incluidas nuestras bailaoras; y familiares de Carmen, y hasta de servidor. Ole. El rato, de cháchara animada, acompañada de las viandas que trajo la gente. Con alegría y conversaciones mil. Eso sí: empecé cien conversaciones y no terminé ninguna. Entre otros temas: la necesidad de que accedan más gitanos a la Universidad (hablé con un nuevo alumno gitano de la Olavide, ¡ole por él y por sus padres!), cosas de investigación, la feria de Utrera, el espejo que por fin tiene la sala de las clases de baile, las próximas actividades de la Peña, la mili en Ceuta de Manolo, lo rica que estaba esa tortilla o ese bizcocho, proyectos de la gente, el futuro homenaje a Pedro Bacán, el que le hicieron hace poco a nuestro querido Curro Fernández,… Con mucha gente apenas pude cruzar palabra, y bien que hubiera querido. ¡No se puede estar en todo!

Cuando quedábamos los últimos, cogió Antonio Moya su guitarra, y nuestro amigo Manuel Requelo se lanzó a cantar. Vaya dos flamencos de postín. Requelo, con la voz mejor que antes, porque ha dejado de fumar, y la flamencura de siempre. Antonio, un maestro, sobrado de compás, de ecos, de sabiduría y de sentido, como unas horas antes en el escenario. El colofón fue inmejorable. Por allí andaba Mercedes, la mujer de Requelo, elegantísima. Y Dani, Maribel, Isa, Juan, Beatriz,… un grupillo de irreductibles apasionados. 
Inés Bacán, Fernando C. Ruiz y Carmen Ledesma




Gracias muy especiales a Manuel García Burgos, que fue a comprar las cosas para la fiesta por dos veces, y montó el local; por él fue posible. A José Manuel, siempre atento a toda la infraestructura, tanto en la actividad como en la fiesta posterior. También desde la sombra, imprescindible. A Ángeles Cruzado, por su excepcional participación. Por cierto, otra alegría y más crecimiento en calidad: esta ya es su peña. A Inés Bacán por la categoría y enjundia que dio a todo con su presencia. A Pedro Carrasco, que estuvo grabando la actuación y la entrevista para disfrute y aprendizaje de los muchísimos amigos de Lebrija Flamenca. A Kaveh y Sherman, que hicieron lo mismo para la Peña. A Yuko y las demás japonesas, que redoblan nuestras ilusiones. Por supuesto, a todas las personas que hicieron de la jornada algo grande. Y cómo no, al Vicerrectorado de Cultura de la Pablo de Olavide, a su Unidad de Cultura, al Instituto Andaluz del Flamenco, al Consejo Social de nuestra Universidad, y al Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CABD), cuyo salón de actos nos tiene enamorados porque es ideal para el flamenco: cabe gente y se está en familia a la vez, y permite además que no tengan que usarse micros. También agradecer la simpatía, colaboración y competencia de la conserje. Y absolutamente a toda la gente que estuvo y que le dio su fundamento a todo. Es que así, da gusto.
Y, ante todo, a Carmen Ledesma, que lo culminó como se merecía. Sin olvidar a quienes la han precedido para hacerlo todo inolvidable: Carmen Linares e Inés Bacán. También a quienes las acompañaron con tanto arte: Antonio Moya y José Méndez; Eduardo Pacheco; y Pedro María Peña. Y a quienes, con no menos arte, las supieron entrevistar; que también es un arte, y nada fácil: Ángeles Cruzado, Rafael Cáceres, y Bea Macías.
El Ciclo “Mujeres transmisoras de Flamenco” de este curso terminó (esta peña adapta su programación flamenca a la duración del curso académico). Pero quedan más cosas y sorpresas. En cuanto a la idea del Ciclo, creo que no será su fin. Por lo que estamos viendo, merece tener continuidad en ediciones posteriores.

Fernando C. Ruiz Morales
Presidente
José Manuel Mibri
Secretario

lunes, 13 de marzo de 2017

Flamenco, trabajo social y educación


Esta vez, se trató de una cosa académica. Es precisamente una de las dimensiones que venimos trabajando en esta Peña. En esta ocasión, organizó la actividad, junto a nosotros, la coordinación de la asignatura La Cultura en Andalucía como Contexto para el Trabajo Social, que lleva nuestro compañero (es socio de la Peña) el profesor Agustín Coca, a quien agradecemos su esfuerzo. El tema genérico fue qué puede aportar el flamenco al Trabajo Social y la Educación Social, y específicamente, en un barrio marginado como, en este caso, el Torrejón, en Huelva. El ponente, Joaquín Martín, la persona más cualificada por experiencia, tenacidad, planteamientos, conocimiento, actitud, y capacidad para escuchar.
Se trató de una actividad dirigida al alumnado de Trabajo Social y del Doble Grado de Educación Social-Trabajo Social. Empezó la cosa con mal bajío. Resulta que el Paraninfo estaba ocupado. Un error en la cadena de reserva de espacios, que seguro que no volverá a ocurrir, porque de todo se aprende. Tuvimos que trasladarnos a un aula grande, con capacidad para 130 personas. Pero allí fue imposible, porque había 200 asistentes. O nuevo traslado, o nos perdíamos el acto. Gracias a la mediación de uno de los responsables de espacios, pudimos por fin hacerlo en el aula más grande, con capacidad para 190 personas. Pero esos impedimentos se quedaron en anecdóticos, ante la exposición de Joaquín. Por cierto, nuestra amiga la enorme cantaora y bailaora Maite Olivares, con su gran interés por los temas educativos y sociales, nos honró con su presencia. ¡Gracias, Maite!



Lógicamente, no la vamos a resumir. Pero sí queremos incidir en un par de ideas, de las muchas y muy buenas que salieron, completamente necesarias para una intervención social en condiciones:
· Desprenderse de todo prejuicio etnocéntrico, androcéntrico y de cualquier tipo.
· En relación con lo anterior, y dando un paso más, no ir con fórmulas preestablecidas. Por el contrario, hay que sumergirse en la realidad, dispuestos a entender a fondo la voz, los códigos, los valores, los problemas, las alternativas, de esas personas.
· Otra, siguiente paso a partir de lo anterior: intervenir desde las pautas culturales del propio grupo.
Y ahí ha entrado el flamenco en su práctica como educador de calle. Los resultados, lentos pero completamente positivos; las luchas, por todos los frentes. Sobre todo eso y más pudimos aprender. Para los estudiantes, la actividad estuvo llena de ideas, de amplitud de miras, y estimuló el interés por el trabajo bien hecho, desde la práctica de Joaquín y su forma directa y clara de comunicar. Otra cuestión, muy importante: fue llamando a las cosas por su nombre, lo que no suele hacerse.

Gracias, Joaquín. Los asistentes pudimos crecer. Y otra cosa, no menos importante que lo anterior: ¡seguimos en contacto contigo!

jueves, 9 de marzo de 2017

Flamenco y Trabajo Social, viernes 10 de marzo

¿QUÉ PUEDE APORTAR EL FLAMENCO AL TRABAJO SOCIAL Y LA EDUCACIÓN SOCIAL?


El flamenco como herramienta de intervención en barrios con problemas especiales

Charla coloquio con
QUINI MARTÍN
Educador  


Viernes 10 de marzo a las 12 horas

Lugar: Paraninfo de la Universidad Pablo de Olavide

jueves, 2 de marzo de 2017

La peña en los colegios



Una de las líneas de la Peña es la difusión y promoción del flamenco en ámbitos educativos. Así, la semana en que se celebraba el Día de Andalucía hemos realizado este tipo de actividades en dos centros educativos. Uno ha sido el CEIP Doña Rosa Fernández, de Gelves, donde ante 130 niños de 5º y 6º de Primaria estuvieron Maite Olivares y Kaveh Nassehi, acompañados de Fernando C. Ruiz, profesor de la UPO. Los dos artistas explicaron a los niños, de forma práctica y participativa, los ritmos del flamenco. A esa actividad corresponden ambas fotos.

Por otro lado, en el IES Fidiana, de Córdoba, estuvieron el propio Kaveh y Rafael Cáceres. Hablaron sobre el flamenco como patrimonio cultural de Andalucía, que expusieron de forma ilustrada. El interés del alumnado ante el tema fue sorprendente, y todo un estímulo para seguir.
Agradecer a ambos centros educativos esa sensibilidad ante un asunto que, desde luego, debería estar mucho más presente en las aulas de todas nuestras escuelas e institutos. Que cunda el ejemplo.
Por tanto, dos actividades más de la Peña, en una línea enormemente fecunda en la que, poco a poco como siempre, merece la pena que vayamos entrando. Consideramos la educación como clave para la extensión de esta faceta tan importante de nuestra cultura.