lunes, 17 de junio de 2019

Cierre de las clases de cante

Ante más de 40 personas, el pasado viernes 14 de junio tuvo lugar, ahora sí, la despedida del curso 2018/19. Estuvo centrada en la gente de las clases de cante, que fueron los grandes protagonistas de la velada. Acompañados por Kaveh Nassehi y por Juan Anguita a la guitarra, nos ofrecieron todo un recital que no se nos olvidará, por los motivos que contaré luego.


Atentos a los palos que hicieron: abrieron Curro y Rafael por bamberas. Beatriz, por farruca. Salvador, por cartageneras. Isabel, por caña que remató por soleá. Gregorio, por farruca, distinta a la que hizo Beatriz. Salvador de nuevo, ahora por alegrías y mirabrás. Vero, Nieves y Beatriz, por alegrías, con coro de los demás. Curro, ahora por mineras. Nieves, por bamberas de Pastora Pavón. Rafael por serranas. Vero, por guajiras. Y para terminar, todos con fandangos cané. Y todos, también quienes escuchábamos, cada vez más a gusto.


Porque le echaron ganas y porque son unos valientes. Obsérvese el repertorio, si no. Pero es que, encima, hubo momentos para vibrar, por ejemplo con la minera de Curro (¡flamenquísimo!), con las guajiras de Vero (¡vaya voz bonita!), con la valentía doble de Salvador en esas cartageneras, con los 94 años de Rafael por serranas… Sí. Rafael tiene 94 años y lleva dos, con este, en las clases de cante. ¡Qué lección de vida y de superación! Y, encima, ¡qué bien cantó! Nunca lo había hecho antes delante de público. ¡Cuánto tendrían que aprender los jóvenes de él! 


Tampoco habían cantado antes, ante la gente, Nieves, Isabel o Gregorio. Y vimos además el progreso de Beatriz, de Curro, de Salvador… Por cierto, el golpe de gracia lo tuvo él cuando, tras las cartageneras, saltó: “Si Chacón levantara la cabeza…”. Echamos de menos a Bea, que no pudo venir por motivos de salud (¡pronta recuperación!).
Lo dicho: hay que felicitarlos, por valientes y por lo bien que lo hicieron; por perseverantes y por tenerlo tan claro. Y por hacer historia en la Peña.


Detrás de todo eso, la cantaora Maite Olivares, que es uno de los baluartes de la Peña. Con su paciencia, su sabiduría, su profundo conocimiento del cante, sus dotes de enseñante y de psicóloga, su carácter, su grandeza, su alegría… Maite es la responsable de este milagro.


Quiero aprovechar para apuntar unas palabras sobre Kaveh, que es otro de nuestros baluartes. Siempre está ahí. Con generosidad. Pero lo que quiero comentar es una verdad sobre el artista: sus melodías son un puñal de belleza. Su guitarra es agua diáfana y diamante que cambia a cada pulso o a cada sugerencia de las cuerdas de color: blanco, rojo, verde, arcoiris…
Belleza cristalina, belleza hecha de sal mineral y de cavernas oscuras en las que brillan estalagmitas azules. Cuando Kaveh toca, asoman gotas de agua milenaria, desde la cueva umbría y silente, que afloran al puro cielo de pronto. Estamos ante un gran artista.
Hay que felicitar también a Juan Anguita, que es un tesoro para la Peña. Enorme aficionado al flamenco, joven y constante, que va para guitarrista de categoría.


Luego vino, cómo no, el ratito, en el que debo confesar que comí muchísimo, porque había mucha y buena comida gracias a la generosidad de la gente que la trajo. Y conversaciones mil, desde sesudas discusiones sobre la situación del mercado del flamenco hasta anécdotas divertidas. Un rato genial, hasta el punto que nos dieron bastante más allá de las doce de la noche. Un rato en el que no faltó, ahora de la forma más espontánea, el cante. Ni la pataíta que se dio Maite, que también es bailaora.


Agradecemos, como siempre, aparte de a los citados, la asistencia valiosísima de la gente que llenó la sala, el apoyo de la Universidad, y la labor de quienes llevaron la infraestructura para que esto fuera posible: Mibri, Paco, Manuel…
Ahora sí, colofón excepcional para un curso excepcional. ¡Y un olé como una catedral para Maite y la gente de las clases de cante!
Fernando C. Ruiz Morales
Presidente de la Peña

domingo, 16 de junio de 2019

Juan Anguita, en el homenaje a Francisco Cossío Silva

El pasado 6 de junio, la Peña estuvo presente en la Sala Chicareros de Sevilla (Teatro Cajasol) a través de la actuación de Juan Anguita, a la guitarra, y Marina León, al cante. Fue durante el acto de entrega de la Medalla de Oro de la Academia a don Francisco Cossío Silva, a título póstumo.
El homenajeado fue Profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Sevilla y Vicepresidente de la AEDEM (Academia Europea de Dirección y Economía de la Empresa). Esto ocurrió en el contexto del XXXIII Congreso Anual de la AEDEM, un encuentro académico universitario que recoge los trabajos de investigación llevados a cabo por profesores universitarios y profesionales de distintas instituciones y países. El lema del Congreso fue “Diversidad y talento: efectos sinérgicos en la gestión”, y su organización corrió a cargo de la Universidad Pablo de Olavide y la AEDEM, cuya Presidenta es catedrática del Departamento de Organización de Empresas y Marketing en la Universidad de Vigo.


Agradecemos a estas instituciones (AEDEM, Universidad Pablo de Olavide, Universidad de Vigo, Fundación Cajasol) la sensibilidad mostrada al reclamar flamenco para un acto académico y solemne. Muchas otras deberían aprender de ello. Afortunadamente, ya son varias las ocasiones en las que se ha contado con artistas de la Peña para este tipo de actos.

lunes, 10 de junio de 2019

Fiesta de Fin de Curso

Era la fiesta de pre-despedida del curso. Pre-despedida, porque después de ésta, que fue el día 7, aún queda una, el próximo 14 de junio. ¡Incombustibles!
Pero no sólo era la fiesta. Uno de los sellos de esta Peña es el universitario. Así que la cosa se abrió con un invitado de excepción, el fotoperiodista Fernando J. Crespo, que vino a presentar su libro Manos y palmas por bulerías.


Fernando, trianero afincado en Jerez, ha trabajado para ABC, El Mundo, Tiempo, Tribuna, Estadio Deportivo… Es un auténtico todoterreno, que tiene en el flamenco una de sus muchas pasiones. De hecho, ha sido crítico de flamenco en el Diario de Sevilla y en Sevilla Información. Entre sus exposiciones de fotos, participó en una colectiva de la Bienal de 2016.
El acto lo abrió la periodista Maty Capmany, que, entre otros medios, ha trabajado en Giralda TV. Maty es especialista en temas sevillanos: fiestas, los conventos de clausura, monumentos como la catedral, tauromaquia… Es la autora del prólogo del libro.


Fue en El Entramado, y la sala estaba abarrotada. Maty realizó una semblanza humana de Fernando y recorrió su labor en la prensa. Su intervención fue muy amena, incluyendo anecdotario. Resaltó su faceta solidaria, como la de observador internacional en Guatemala, o su labor en una ONG en varios países africanos y latinoamericanos. Resaltó, obviamente, su pasión por el flamenco, y terminó su exposición con un bello poema.
Intervino luego, con simpatía a raudales, el propio Fernando J. Crespo, que tuvo palabras de agradecimiento para Juan López, para Manolo Bohórquez (que iba a presentar el libro pero que anda recuperándose de un accidente que tuvo recientemente –desde aquí, los deseos de una pronta recuperación-), y para Eduardo Abad. Fue breve, pues Fernando habla mediante la fotografía. Lo dijo él: “Nosotros decimos con la fotografía”.


Y vaya si dice. El libro, fruto de un trabajo a conciencia realizado durante varios meses, capta escenas de una escuela de baile de Jerez. Cada una de las fotos es un mundo, con una profundidad expresiva cuya riqueza crece mientras más se contempla la obra. Son fotos flamencas, que penetran en el alma de los gestos allí mostrados, hasta el punto de llegar a conmover. Cada una de ellas. Y, de vez en cuando, los versos de Paz Ruiz. Se trata de una verdadera joya. Tuvo además la generosidad de regalarnos un libro para la Peña y otro que irá a la biblioteca de la Universidad. Muchas gracias por todo, Fernando.



Luego, la fiesta. Como suele ocurrir, hubo quien trajo, generosamente, cosas para picar, y encima riquísimas. Pero esta vez hubo algo más, muy especial: la gente de Utrera se presentó con una gran olla de potaje, obra (de arte) de Ángeles Volante. El ambiente fue distendido y animado, como siempre. Por allí andaban numerosos socios y socias, y gente que venía por primera vez, como nuestra admirada periodista Tere Peña (hermana del llorado Juan y del maestro Pedro), su hijo el musicólogo Gonzalo Montaño (¡una delicia hablar con ambos!), o Estefan y Jaime, alumnos del Máster en Investigación y Análisis del Flamenco. Entre los gozos mayores de la fiesta, ver de nuevo a nuestros queridos Manuel Requelo y a su mujer, Matilde. Como siempre, mil conversaciones y proyectos varios.


Los artistas que nos acompañaron fueron el cantaor Jesús de la Frasquita y el tocaor Amador Gabarri. Jesús ya nos ha acompañado en alguna ocasión anterior. También Amador estuvo una vez con nosotros, junto a Tomás de Perrate. Sentados (y de pie) en círculo en el patio, disfrutamos de lo lindo del buen hacer de ambos: por soleares, tientos, cantiñas del Pinini, bulerías y fandangos. Todo con ese sello de Utrera que Jesús lleva y mece con una flamencura sin igual.


Aunque estuvo genial en todo, esos cuplés por bulerías enamoraron. Y con un Amador excelso, virtuoso, perfecto al acompañamiento y valiente en las falsetas. Ambos, además, con alegría, a gusto. Así estábamos todos. En un momento determinado, Paco G. Rey cogió la guitarra de la Peña y se sumó a la fiesta, con todo oficio. Nuestro Manuel Requelo no pudo reprimirse y se lanzó con unos gitanísimos tangos extremeños, en los que también es sabio, y con los que hasta se pegó su pataíta. 


Por bulerías bailaron, y vaya cómo bailaron, Luisa y Ángeles Volante, que son, si no me equivoco, de la escuela utrerana de nuestra amiga Triana, hija del gran Turronero y de Carmen Montiel, ahí es nada. Vaya arte, vaya compás, vaya gracia, vaya regocijo. Y para dar a todo un toque “exótico”, Jaime (todoterreno musical, pues es profesor de contrabajo en el conservatorio, especialista en jazz), nos sorprendió sacando un saxo que traía e hizo sus cosas en las cantiñas y en el cuplé por bulerías.


Con esto, ya hacía tiempo que había llegado la noche. Noche cerrada en el patio del edificio, porque no hay siquiera una bombilla. Uno de los socios había traído un foco, pero alumbraba demasiado y preferimos seguir en la absoluta penumbra, que tiene más magia. Daba igual. Estábamos a gusto, disfrutando del buen flamenco y de la buena compañía.



Fue, en suma, un magnífico colofón para casi cerrar el curso. Agradecemos a Fernando J. Crespo y a sus acompañantes, a Jesús y Amador, y a todas las personas que participaron, de forma especial a las de Utrera, porque llevaron las riendas de esta maravilla: a Luisa y a Ángeles Volante, por su arte (Ángeles, arte doble: porque ese potaje es inolvidable); a Paco, porque trabajó a tope la infraestructura; a José Manuel, Manolo y Cristian (entre otros) por su ayuda para ello, a la gente que trajo viandas y las preparó y montó. Por supuesto, también al Vicerrectorado de Cultura y su Servicio de Extensión Cultural.


Haciendo balance, han sido 20 las actividades, internas y externas, que hemos realizado este curso, aparte de las clases de baile, cante y guitarra. No nos gusta medir nada por el número, pero en este caso nos muestra que la Peña, a pesar de las limitaciones de tiempo que tenemos, está muy activa. En estas actividades han intervenido, por la parte artística, los cantaores Ana Gómez, Anabel Valencia, Angelita Montoya, Armando Mateos, Elizabeth Nadal, Jesús de la Frasquita, Juan Villar hijo, Maite Olivares, María Vargas, Marta la Niña, Paco Mejías, Rubito hijo; los guitarristas Alberto López, Amador Gabarri, Ángel Doblado, Calixto Lee, Curro Vargas, David Roldán, Fran Cortés, Jonathan Goldie, Juan Anguita, Kaveh Nassehi, Leah Krushevski, Marcos Serrato, Niño Martín, Pedro Sánchez, Vahan; y los bailaores Beatriz Cruz de Alba, Carmen Young, Coral Moreno, Joselito Fernández, Juan Tomás de la Molía, La Manmen, Luisa Palicio, Martha Rodríguez, Paula Salazar y Soraya Clavijo. Además de los Fuera de Serie.


Algunos, en su calidad de socios de la Peña, han repetido en alguna actividad externa. Es decir, una variedad, en estilos y en biografías, digna de resaltar. Hay artistas consagrados internacionalmente, jóvenes con hambre, trabajadores magníficos e imprescindibles… Y todos, con una cosa en común, dentro de esa variedad: tienen categoría. Artística y humana. Todos son excepcionales. Están escribiendo la apasionante historia del flamenco. Algunos llevan escritos capítulos y capítulos, otros aún, de momento, alguna página; pero todos son imprescindibles y nos han posibilitado un curso excepcional. Gracias infinitas a todos ellos, porque son grandes, generosos, flamencos de categoría.


Y, lo que no es menos importante, también han intervenido, exponiendo cuestiones flamencas de diverso tipo, gente de la investigación, de la gestión, de la comunicación o incluso del arte flamenco: Alexandra Hoffer, Águeda Borrás, Ángeles Cruzado, Carmen Pulpón, Curro Fernández, Esperanza Fernández, Fernando J. Crespo, Maty Capmay, Paco Rey, Pepa Sánchez, Pepa Vargas, Rafael Cáceres, Torombo, incluso un servidor.


La lista no está completa, porque faltan los nombres de todos y cada uno de los socios/y socias, que son en este momento más de 80: desde quienes componen la directiva hasta quienes asisten a los actos, desde quienes han traído comida hasta quienes no han podido asistir a nada pero no por ello han dejado de contribuir a que la Peña sea posible. Y faltan los nombres de los responsables de la Universidad que han estado implicados, desde la Vicerrectora de Cultura hasta los conserjes del Salón de Actos del CABD que tan amables se han mostrado siempre. Así da gusto, y así todo esto ha sido posible.
La próxima, el día 14 de junio, con la gente de las clases de cante.
Fernando C. Ruiz Morales
Presidente de la Peña