lunes, 24 de febrero de 2020

Mesa redonda "La gestión cultural del flamenco"

El miércoles 19 de febrero tenía lugar la segunda mesa redonda dentro del ciclo "El flamenco, arte y algo más", organizada por la Peña Flamenca de la UPO, el Vicerrectorado de Cultura y la Bienal de Flamenco de Sevilla.
El acto comenzó con una intervención del Vicepresidente de la Peña, Rafael Cáceres, que dio la bienvenida a todos los asistentes en nombre de la Universidad y dio las gracias a quienes han hecho posible este convenio de colaboración.
En esta segunda redonda el debate se centró en el estado de la gestión cultural del flamenco en la actualidad, tanto desde la perspectiva privada como desde la pública.
 

El acto comenzó con la exposición de un vídeo en el que personas relevantes en el mundo del flamenco en todos sus aspectos (investigadores, artistas, políticos, gestores, profesores, etc.) respondían a unas preguntas tipo y daban sus puntos de vista. Una vez finalizado el mismo daba comienzo la mesa redonda, moderada por María Eusebia López, antropóloga y funcionaria del Instituto Andaluz del Flamenco (IAF).
Completaban la mesa Antonio Zoido Naranjo, Director de la Bienal de Sevilla, Alexandra Hoffer, productora artística de la Fundación Cristina Heeren, y Jesús Heredia Carroza, Vicepresidente de la Fundación de Estudios Universitarios ”Francisco Maldonado” de Osuna.
María Eusebia presentó a los componentes de la mesa e hizo una pequeña introducción del tema, comentó las distintas opiniones que se habían mostrado en el vídeo y destacó que las había de todo tipo, lo que ya daba a entender que en estos aspectos no hay opiniones convergentes, por lo que se abrió un debate de lo más interesante.
 

Tomó la palabra en primer lugar Antonio Zoido, que es un hombre con una amplísima experiencia en el tema de la gestión cultural, y apuntó aspectos muy interesantes, como que resulta esclarecedor que la inmensa mayoría de las grandes figuras del flamenco hayan tenido siempre managers extranjeros, principalmente franceses y americanos; y que no ha habido mucha profesionalización de esta figura en España. Aquí, en el flamenco siempre ha existido la figura del comisionista, que llevaba al artista pero no de una manera integral, y que funcionaba más como intermediario que como un personal management, sin preocuparse de otros aspectos como los legales o de derechos de autor, por ejemplo.
En cuanto a la gestión cultural pública, Antonio considera que los ayuntamientos de Andalucía, que están entre los principales gestores culturales públicos en cuestiones de flamenco, pues la mayoría de ellos son organizadores de festivales flamencos, no han hecho lo suficiente por avanzar en este arte y no han contado con gestores que tengan una adecuada preparación; han sido muy “conservadores” en sus propuestas y no han propiciado la evolución.
 

A Antonio Zoido le resulta incomprensible que no haya en este país ningún plan de estudios que contemple la formación de la figura del gestor cultural, ya sea en la Universidad o, al menos, en la Formación Profesional; que las personas encargadas de esa labor, tanto en lo público (Ayuntamientos, Diputaciones, Junta de Andalucía, etc.) como en lo privado (productores, directores de teatros, eventos, etc.) no cuenten con una preparación suficiente, que, aunque no es garantía de éxito por sí sola, si mejoraría mucho la gestión cultural en general y la del flamenco en particular; y que nos queda aún mucho camino por recorrer en este aspecto.
Por otro lado, Zoido comparó la gestión del flamenco con el aceite de oliva: "Nuestro aceite es el mejor del mundo, pero lo comercializan otros, que son los que se llevan las ganancias en ese valor añadido que tiene”. Eso mismo pasa con el flamenco: lo producimos en Andalucía, pero el valor
añadido que produce se lo llevan otros (centroeuropeos, americanos, etc.).
Tomó después la palabra Alexandra Hoffer, historiadora del arte por la Universidad de Siena (Italia), que comentó que sí existen algunos estudios sobre gestión cultural. Concretamente, ella cursó el Máster en Gestión Cultural de Teatro, Danza y Música por la SGAE y la Universidad Complutense de Madrid. También desde el público se informó sobre la existencia de un Máster en gestión cultural en la Universidad de Granada y en otras universidades centroeuropeas. Lo que sí es cierto es que no existen este tipo de estudios contemplados en sí mismos como una carrera exclusiva.
 

Alexandra tiene también una amplísima experiencia en la gestión cultural desde el ámbito privado (Fundación Cristina Heeren). Ha producido los espectáculos «Metamorfosis» (2000) y «Galvánicas» (2002), del bailaor Israel Galván, y «Don Juan Flamenco» (2004), de Rafael Campallo, todos ellos estrenados en la Bienal de Flamenco de Sevilla.
Alexandra también ha dirigido la sala «Sol Café Cantante» de 2003 a 2006 y desde el año 2000 dirige la productora ANEA, creada para representar a los jóvenes artistas graduados en la Escuela de la Fundación Cristina Heeren, producir espectáculos en diferentes formatos y para todo tipo de eventos, en cualquier lugar del mundo. Además, dirige el Teatro Flamenco Triana, también ligado a la Fundación. Para ella, se ha avanzado mucho en la profesionalización de la gestión cultural del flamenco, más en su vertiente privada que en la pública. Afirmó también que, aunque se cuenta con ayudas públicas a la gestión cultural, que son de gran importancia, se podía mejorar un poco más, ya que las grandes producciones requieren de una gran inversión. Hay todavía mucho camino por delante pero se está avanzando.
Hoy los artistas también tienen mucha más preparación. Algunos ya llegan a este arte con carreras universitarias, viajes por todo el mundo y formación añadida de todo tipo (idiomas, cursos, máster, seminarios, etc.), y se mueven con más soltura en el entorno de la gestión cultural, además de acompañarse de personas con un nivel de profesionalización más alto en este aspecto.
Por último, intervino Jesús Heredia, que es licenciado en Administración y Dirección de Empresas y Derecho, y está terminando su tesis doctoral, en la que se contemplan muchos de los aspectos tratados en la mesa. Para empezar, nos abrió los ojos al gran campo que dentro de la gestión cultural ocupan los derechos de autor, y dio algunas pautas y características de éstos en relación con el flamenco. Nos contó que el actual sistema de control de esos derechos trata como protagonistas de segunda a los artistas flamencos. Incluso hay algunos casos muy sonados que chirrían a los oídos de cualquier flamenco, como es el caso de Paco de Lucía, que no cobró los derechos de autor de sus composiciones -incluidos los de “Entre dos aguas”-, sino que los perciben los herederos de quien le hizo la partitura de su composición. También nos aclaró que los derechos de autor no miden la performance que cada actuación flamenca tiene en sí misma, ni dan importancia a los artistas como autores reales de esas creaciones efímeras que constituyen una representación de flamenco. Tampoco se cuentan los derechos de autor que la inmensa mayoría de las letras flamencas tienen por su origen popular. La antropóloga Cristina Cruces, que se encontraba entre el público, añadió que sería conveniente que esos derechos de autor de las creaciones populares fueran a algún fondo que beneficiara al flamenco y a los flamencos, porque alguien se está llevando los beneficios de esos derechos y no es el mundo del flamenco.
 

En España no hay una verdadera profesionalización de mánagers que atiendan a todos estos aspectos sobre derechos de autor, sobre derechos en las redes sociales y marketing digital. Estamos poco avanzados en esos aspectos.
La moderadora de la mesa, María Eusebia López, que llevó todo el debate y las intervenciones de una manera impecable, también apuntó varios puntos de sumo interés en lo que se refiere a las ayudas públicas al flamenco, en las que es una gran experta, por su labor en el Instituto Andaluz del Flamenco. Estas ayudas se dan siguiendo la normativa de carácter público que las regula y, aunque requieren de mucha burocracia, todavía no se ha encontrado la forma de simplificar esos procesos. Por otro lado, las cuantías de las mismas son las que establecen los presupuestos y a eso se tienen que ajustar, aunque, por supuesto, cualquier mejora en las cantidades ayudaría mucho más a la promoción del flamenco.
Vino después un turno de palabra para el público. Una ciudadana argentina que se encontraba realizando estudios en Sevilla preguntó si en nuestros colegios se enseña algo de flamenco. Aunque esto forma parte de otro debate y la peña lo ha tratado en otras mesas redondas, la respuesta ya es conocida por todos: no, algo que la dejó bastante perpleja, al no comprender cómo este arte universal andaluz no está presente en nuestros colegios.
De todas las intervenciones, así como de los apuntes y preguntas del público, se puede sacar como conclusión, por decirlo de una manera amable, que la gestión cultural del flamenco es manifiestamente mejorable. No existe verdadera profesionalización ni en el sector público ni en el privado. Hay excepciones de personas que sí han desarrollado un gran nivel en este campo, pero todavía el gran valor añadido que el flamenco produce lo están sacando gestores de otros países, sobre todo centroeuropeos y americanos.
Sería conveniente que alguna universidad o administración desarrollara algún tipo de estudio sobre gestión cultural, para sacar hornadas de personas con una preparación más profesional en este campo y que fueran ocupando plazas tanto en lo público como en lo privado, lo que sin duda produciría a medio plazo grandes beneficios al mundo flamenco.
Por tanto, fue una mesa redonda de lo más interesante, que terminó con un gran aplauso a sus componentes y emplazándonos a la siguiente mesa que se prevé también de un enorme interés.
 
Francisco García Rey
Presidente de la Peña de la UPO

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