jueves, 21 de diciembre de 2017

Salida a las zambombas de Jerez, 16 de diciembre de 2017

El pasado sábado 16 nuestra peña flamenca ha estado en las zambombas de Jerez. Una idea fantástica, como suponíamos de antemano. Como decía Miguel Poveda: “Si me pierdo, que me busquen en Jerez”, y no puede haber más arte cantando flamenco por Navidad que allí, como pudimos comprobar los sesenta y pico participantes.


El día acompañó plenamente, con un cielo raso y un aire muy limpio acompañado al principio por un viento frío que dejó de importarnos en cuanto nos metimos en callejones, bares y locales. Estaba Jerez a reventar de zambombas y de público. Ése quizás es el único inconveniente a destacar cuando se trata de un grupo tan numeroso como éramos. Había por tanto que organizarse en pequeñas pandas e ir cada uno a su aire. Y como era de esperar, todos encontramos acomodo y buen ambiente. Unos muy a gusto (por citar solo algunos lugares) en la Peña Antonio Chacón, otros en el Palacio del Virrey de la Serna, y otros en uno de los muchos tabancos flamencos que hay en esta capital del cante, el Tabanco La Reja. Incluso algunas discotecas estaban preparadas ese sábado para albergar flamenco, como la discoteca Bereber, adonde arribaron otros de la peña.



 Los ambientes iban desde lo más multitudinario, en plena calle y con aglomeraciones muy grandes, a lo más íntimo, en casas privadas, como tuvimos algunos la fortuna de comprobar tras una invitación personal a la zambomba que la bailaora La Chocolata organizaba en un recoleto patio. Impresionante, como ya se sabe, el repertorio tan variado de villancicos gitanos que pudimos disfrutar. No hay duda de que en Jerez hay un sonido propio en Navidad. En todas las zambombas, también esos otros cantes y letras propios de la localidad (y que supongo que da igual catalogar o no como villancicos), con letras muy alegres (El Carbonero, Estando un Marinerito, Calle de San Francisco…), o con letras tan picantes como divertidas, como en La Micaela:
“…..le puso el doctor
la mano en el ombligo
y dijo Micaela
¡Por ahí me voy contigo!...”



Una jornada sin duda para recordar, que vimos coronada a la recogida, tras 11 horas, en sendos autocares durante el camino de vuelta, con sevillanas, compás, el arte de nuestras queridas socias de Utrera…


Además de felicitar a Daniel Urquiza como impulsor y máximo sufridor de este evento, por el trabajo acometido y la buena organización, quisiera comentar por último que es de esperar que la experiencia haya servido para animar a unirse a la Peña a quienes no la conocían. Lo vivido, con buen ambiente, fraternidad y alegría a reventar, nos ha demostrado que salir de nuestro local y plantear jornadas flamencas festivas adonde sea que vayamos, es una línea de actividades que tenemos que continuar.


Para concluirla, esta croniquilla sólo admite lo que se me ha quedado tras la vivencia, que es un rotundo ¡Que viva Jerez!
Salvador Arjona

(Vocal de la Junta Directiva de la Peña)

domingo, 26 de noviembre de 2017

Presentación del libro 'Voz de canela' por su autor, Antonio Ortega

En el edificio El Entramado, donde tenemos la Peña, se realizó la presentación de la segunda edición, revisada y ampliada, del libro Voz de canela. Bosquejo biográfico del Bizco Amate (publicado por la Universidad de Sevilla) a cargo de su autor, Antonio Ortega.



El número de asistentes fue bajo, once personas. Recuerdo que otra vez que presentamos un libro también acudió poca gente. Parece que los flamencos no leen. O quizás quienes leen no son flamencos. Lo que está claro es que existe un viejo desfase que va siendo hora de combatir: la mala juntiña de lectura con flamenco, de flamenco con lectura. Ni los flamencos van a perder nada si leen (al revés), ni los “intelectuales” van a serlo menos si se acercan al flamenco (al revés también).



Aunque, como tenemos claro: lo importante es la calidad, no la cantidad. Y calidad hubo para dar y regalar. En la presentación del acto, que hizo la periodista Ana Somoza, en la explicación sobre el libro por parte de Antonio Ortega, y en la gente que asistió, con enorme interés.

 


Antonio nos habló de la génesis de Voz de canela, de su interés por ese flamenco olvidado y pobre, de cómo lo hizo, de algunas de las aportaciones principales de esta obra, y de ciertas novedades incorporadas a la misma. Nos habló también de su propia infancia, de ese abuelo que le contaba historias de flamencos, de su estancia en el barrio del Cerro del Águila, de las dificultades y de los logros en la realización del trabajo. Con gran sencillez y cercanía, con encanto, con las palabras justas, y además con audiciones absolutamente ilustrativas en las voces de Pepe Aznalcóllar, El Chozas, Juan el Camas, Camarón o Chocolate.




Antonio Ortega es investigador del flamenco, periodista, escritor, poeta. La sensibilidad, la intuición, el estudio a fondo, el rigor en el mismo, la pasión por el trabajo, el conocimiento profundo y erudito del flamenco y las grandes dotes comunicativas de Antonio se hicieron patentes en su exposición. Esta fue muy amena y desde luego muy enriquecedora.  




Para cerrar el acto, contamos con el cante del Niño Canito, a quien acompañó la espléndida guitarra de nuestro amigo Kaveh Nassehi. Por malagueñas, granaínas, tangos y, por supuesto, por fandangos del Pichichi inspirados en los que hacía el Bizco Amate (o que son los del Bizco, no me voy a meter en eso). Una voz larga, sentida, potente, intensa, unos estilos bellísimos (además, no es usual hoy que se hagan granaínas), una guitarra con prodigiosa musicalidad, y un remate que homenajeaba al original personaje que centraba la actividad, el Bizco Amate.


Luego, el ratito distendido, enriquecido (en sentido literal) con cositas para picar que trajeron Manolo y Rocío (¡y que nos vinieron genial, gracias especiales a ambos!). En torno a la mesa, estuvimos charlando, junto a nuestros invitados Antonio, Ana y Tomás (el Niño Canito); podéis imaginaros que, sobre todo, de flamenco. Fue una delicia escuchar las conversaciones, lo que es lógico, pues estaban también, junto a nuestros invitados, más gente con conocimiento y con experiencia: José Manuel, Manolo, Paco, Ángeles,… Momentos para aprender, y con un ambiente ideal.




Entre los temas que salieron quiero destacar uno que está algo fuera de las cuestiones principales que se trataron, y en el que no participamos todos (no olvidemos que esto es una croniquilla “subjetiva”): ¿por qué a los jóvenes no les interesa el flamenco? Lo planteó Rocío a la vista de que no había jóvenes entre los asistentes. La pregunta tiene mandanga, casi diría que es dramática. Tanto ella como Ana plantearon sus hipótesis. Pero ahí queda la pregunta.
Servidor se tuvo que ir antes, pero me dicen que la cosa siguió, y cada vez mejor.



Muchas gracias a la gente que asistió y que, lo digo a boca llena, se alegraron una enormidad de haber estado allí. También a quienes colaboraron haciendo posible este acto irrepetible y alumbrador: los dos Manolo, Paco, José Manuel, Rocío. Un saludo cariñoso para Maite, que quiso pero no pudo ir y que por tanto se lo perdió. Y gracias especiales a Kaveh, al Niño Canito, a Ana Somoza y, cómo no, a Antonio Ortega, que es un nuevo amigo de los que, aunque nunca antes habías hablado con él, parece que lo conoces de toda la vida, tal es su valiosa humanidad.
Debo decir por último que el libro, que todos los presentes nos llevamos con la amable dedicatoria del autor, es una delicia por lo bien escrito que está, y una obra necesaria por lo que en ella rescata, por lo que significa, por lo que aporta en vivencias (queridos flamencos, ¡los libros también aportan vivencias!), en conocimiento y en transmisión de esa pasión.

La próxima, a Jerez.
Fernando C. Ruiz Morales
Presidente de la Peña

domingo, 19 de noviembre de 2017

Actividad de la Peña en el C.E.I.P. Rafael Alberti, para celebrar el Día del Flamenco

Fue en el Colegio de Educación Infantil y Primaria Rafael Alberti, de Montequinto. El motivo, la celebración del Día del Flamenco. El oficiante, nuestro amigo Torombo, con gente de su escuela de baile.




La descripción: imposible. Fueron tres partes: la primera, en la sala de usos múltiples del colegio, para niños y niñas de 3º, 4º y 5º. Casi no se cabía. Digo solo tres cosas: que centrar de manera sostenida la atención de tal cantidad de niños es muy difícil, y Torombo y su gente lo hicieron. Que las emociones fueron intensas: los niños se rieron, y lloraron. Sí, incluso varones de los mayorcitos, de los que nunca lloran. Que al terminar, espontáneamente, los niños se abrazaban, como forma de compartir y comunicarse esas emociones que desde el flamenco les habían transmitido Torombo y la gente de su escuela: Macarena, Emi, El Joti




La segunda parte fue con tres clases distintas, a las que Torombo propuso diversas actividades y juegos con los que los niños disfrutaron y aprendieron. Atención, otras dos cosas: normalmente los niños, cuando se les pone a marcar el compás, tienden a acelerarse. Os aseguro que aquí marcaron el compás perfectamente. Otra: los puso a cantar el “tirititrán”… y lo hicieron genial.
La tercera fue la despedida, en el hall, con los más pequeñines. También cantaron y disfrutaron. La mañana, completa.





Hay que señalar que los distintos cursos han estado trabajando el flamenco en sus clases, por lo que felicitamos a todo el profesorado. Esa labor es muy necesaria, así que, formidable. Por supuesto, doy las gracias a Torombo y su gente por esta manera excepcional de ir sembrando. Inolvidables, desde luego, esas caritas emocionadas y la cantidad de cosas que los niños pudieron aprender, de forma imborrable. Enorme el trabajo realizado y bellísima la causa. Gracias, Torombo.


Fernando C. Ruiz Morales
Presidente de la Peña

Actividad de la Peña en el IX Congreso de ASWAD, el 10 de noviembre de 2017

El coordinador del IX Congreso de la ASWAD (Association for the Study of the Worldwide African Diaspora), el profesor Igor Pérez, nos propuso la posibilidad de que la Peña organizara un acto de flamenco para cerrar el evento, que se celebraba por primera vez en Europa, en concreto en la Universidad Pablo de Olavide.
La ASWAD es una importante Asociación a escala mundial, dedicada al estudio de la diáspora africana desde múltiples perspectivas (históricas, antropológicas, sociológicas, demográficas, etc.), y la componen reputados especialistas de todo el mundo.
Así se hizo. Contamos para ello con un grupo de artistas geniales, a los que propusimos como tema vertebrador, aunque no único, la influencia negra en el flamenco. Sobre el escenario estuvieron Jeromo Segura y Manuel Romero, al cante; Eli Parrilla y Esther Weekes, al baile; Carmelo Picón y Kaveh Nassehi, a la guitarra; y Andrej Vujicic, a la percusión. La cosa tenía su riesgo, por juntar a un buen grupo de artistas y por plantear ese tema. Un riesgo que merecía la pena.



El auditorio lo componían congresistas, la gran mayoría afroamericanos, de los que muchísimos no sabían español, y otros tantos, probablemente, no tenían familiaridad con el flamenco. Esto hacía más grande aún el reto.
Primero hicimos la presentación, que corrió a cargo de servidor. La cosa versó, tras hablarles de la Peña, sobre el flamenco, ubicándolo como tiene que ser, esto es, como un elemento de la cultura andaluza, y apuntando algunas cosas sobre la influencia histórica de los negros en su génesis y desarrollo, un tema muy poco estudiado. Luego pasé a presentar los tres números de la primera parte de la actuación, para que la audiencia pudiera entender mejor, y contextualizar lo que iban a ver y a oír.
Primero fue por guajiras, con el baile de Eli Parrilla. La belleza del baile, del cante y del toque ya encandiló a la audiencia. Siguió la cosa por soleá por bulerías, palante, sin baile, a cargo de Manuel Romero. Yo supuse que esto no interesaría demasiado a un público que gusta más de lo visual (del baile) y que no iba a entender lo que se cantaba. Me equivoqué: la tensión se respiraba, con la interpretación genial que hicieron. En tercer lugar, por tientos y tangos, de nuevo con Eli en el escenario. Apoteósico.



Presenté la segunda parte, la gente con un humor excepcional y sintiendo que estaba habiendo comunicación. Dije sobre lo que iban a oír, el sentido que tenía y demás. Se abrió la segunda parte con una ronda de martinetes. Pero eso no fue una simple ronda de martinetes. Es que Jeromo y Manuel llegaron a hacerlo a dúo, y brutales. Había gente llorando. A estos siguieron, ininterrumpidamente, las seguiriyas, con el baile de Esther. Duras, intensísimas, el aire se podía cortar. El público, entregado. Tras esto, Jeromo cantó, palante, por tangos. Yo ya no dudaba que iban a encantar, aunque fueran sin baile. Así fue. El auditorio, encendido. Por último, por alegrías y remate por bulerías de Cádiz, con el baile de Eli, y qué decir. Al final se sumó Esther. La gente, de pie, aplaudiendo a rabiar. Nos habíamos pasado un poquito de tiempo, pero es que los artistas estaban a gustísimo y pletóricos, y el público, más aún si cabe. Caramba, que terminaron y empezaron a gritar “¡Otra, otra, otra!”, que se marcaron por bulerías como despedida.



Hay que felicitar a los artistas, Jeromo, Manuel, Eli, Esther, Carmelo, Kaveh y Andej, que no solo estuvieron geniales, sino comprometidos, receptivos a la idea, creativos… Una maravilla. Lástima que la cosa era solo para los congresistas, que casi llenaron el Paraninfo. Pero es que los congresistas me sorprendieron como público. Cierto es que lo que los artistas les dieron fue una cosa fuera de serie y no me cabe duda de que la experiencia ha sido para ese público algo que nunca van a olvidar. Pero se percibía la cantidad de emociones que el recital les producía.
Desde luego, el día 10 de noviembre se queda para los anales de la Peña. Nos conocen académicos de universidades norteamericanas, que estoy seguro que desde ahora van a prestar más atención al flamenco. Incluso alguno mostró interés, tras la actuación, en llevar esto para allá.



Un par de cosas: lo importante que es contar con artistas que, no solo sean excepcionales como tales, sino también como personas. Otra: lo importante que es que el público sepa lo que está oyendo / viendo. Creo que fue un acierto hablarles de las guajiras, los tangos, las seguiriyas, etc., que iban a escuchar; no ya por el nombre de los palos, sino por lo que son y expresan.
Y otra: la idea, que estuvo presente en la mitad de los números ofrecidos, de la influencia negra en el flamenco, puede ser más desarrollada para montar en el futuro alguna cosa, con su argumentación y bases. Ahí la lanzo.
Doy las gracias a los artistas y al público, y de forma muy especial a Kaveh, que estuvo en la gestación de esto, y a Igor Pérez, que tuvo la suficiente sensibilidad como para proponernos esa participación en el Congreso de la ASWAD.
¡Somos más internacionales si cabe, jejeje!
PD: Solo contamos con estas fotos, pero el acto fue grabado para el documental del Congreso. He pedido que nos envíen la grabación a la Peña.

Fernando C. Ruiz Morales
Presidente de la Peña

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Antonia Jiménez, Davinia Ballesteros y Lola Yang en el ciclo "Las mujeres como transmisoras del flamenco"

Con el título “Mujeres guitarristas. Recuperando su sitio”, tuvo lugar en el salón de actos del Centro Andaluz de Biotecnología del Desarrollo esta actividad, que es la primera del ciclo sobre las mujeres en el flamenco.
Con nosotros, Antonia Jiménez, Davinia Ballesteros y Lola Yang. Esta vez no se llenó el salón, a pesar de que la ocasión lo merecía. Pero, como siempre llevamos a gala: mejor calidad que cantidad.



La entrevista la llevaron a cabo nuestros especialistas, la periodista Ángeles Cruzado y el antropólogo Rafael Cáceres. En la presentación hubo una explicación histórica sobre el papel de las mujeres como guitarristas, sobre el desplazamiento que sufrieron desde la época de los cafés cantantes y sobre cómo la historiografía del flamenco las ha olvidado.


Antonia es una pionera, quizás la gran pionera, del actual renacer de las mujeres a la guitarra. Nos contó su pasión por la guitarra desde pequeña, la oposición de la familia, y contó cosas llenas de sustancia: cómo, por ser mujer, ha tenido menos oportunidades y cómo, por ser mujer, tienes que ser muy buena para que te consideren, tienes que trabajar más que los demás.




Davinia reivindicó mayor y mejor presencia del flamenco en los conservatorios. Estos, encasillados en la partitura, desprecian la tradición oral, que tan fundamental es en el flamenco. Lola, simpatiquísima, nos contó su periplo desde China hasta que aquí se enamoró definitivamente del flamenco, “un arte muy profundo” al que definitivamente decidió dedicar su vida, aunque tiene formación musical clásica. La elocuencia y la cantidad de cosas que las tres podían enseñarnos hizo que se nos quedara corto el tiempo de la entrevista.





Luego vino la actuación. En ella, Antonia nos deleitó con tres composiciones suyas: tarantas, tanguillos aguajirados y pieza con aires de seguiriyas. Demostró su fuerza creativa, flamenquísima, con un toque complejo y jugoso, bestial de ritmo y de musicalidad. Atención, que saldrá un disco suyo, al que estaremos atentos.






Lola hizo granaínas, farruca y soleá, con las que nos recordó, solvente y sensible, a los grandes maestros clásicos de la guitarra flamenca. Davinia interpretó granaínas, de Gerardo Núñez, y siguió en Jerez, con bulerías gráciles y soleares, inspiradas en el maestro Fernando Moreno; con un toque rico y cristalino, una cascada de belleza.












Contrastes estéticos, con los que pudimos soñar, vibrar, emocionarnos. Y una cosa, creo, que esos contrastes demostraban: no hay toque de mujer. Hay flamenco inmenso en lo estético, flamenco bueno. Fuimos testigos de ello. Sí hay mujeres que están luchando y abriendo caminos, recuperando su sitio.   




Luego vino la fiesta, en el local del Entramado donde tenemos la Peña, con cositas de comer que la gente trajo. Otra vez simpatía y alegría, discusiones sobre flamenco, sobre lo humano y lo divino, risas, planes. Como corresponde. Imprescindible ese rato después de cada actividad. Davinia y Lola estuvieron. Antonia tenía que volver a Madrid, donde vive.



Estaba por allí, miren por dónde, otra guitarrista profesional, María José Domínguez, así que la cosa creció. Si Antonia es pionera, María José ha puesto una pica en Flandes: actuaba en la época de los festivales de verano y en los tablaos, cuando el guitarrista era siempre un hombre. De pronto, el tema de la actividad cobró una nueva y necesaria dimensión; ante nosotros, otro hito en el tema que nos traía. Fue un placer hablar con ella y un placer escucharla, con un toque potente y para el baile, que hizo con una guitarra difícil que le dejó un amigo vasco. Con María José a la guitarra, se lanzó a cantar Isabel la Campanera, amiga de San Fernando.
Otra vez, especial, muy especial.



Vaya mi agradecimiento a la gente que asistió y a la gente que lo hizo posible, porque cada actividad requiere de una organización mayor de lo que parece: Manolo González, Maite Olivares, Paco Rey, José Manuel Díaz, Manolo García, Dani Urquiza, Salvador Arjona, Kaveh Nassehi, Isabel Guerra… También a Beatriz, Pilar y a muchas más personas. ¡Ole! 
Damos las gracias también al Instituto Andaluz de Flamenco, a la Universidad Pablo de Olavide, a su Vicerrectorado y su Unidad de Cultura, y al Centro Andaluz de Biotecnología del Desarrollo.




La próxima cita será la presentación de la edición revisada y ampliada del libro de Antonio Ortega sobre el Bizco Amate, el día 23 de noviembre. Estará con nosotros ese gran periodista y escritor.
En cuanto al Ciclo de las mujeres, atención, porque la próxima artista que nos visite será nada más y nada menos que Remedios Amaya. Pero antes de que Remedios nos honre con su presencia hay prevista, en diciembre, una visita a las zambombas jerezanas.

PD: Esta croniquilla llega tarde por problemas de tiempo. Para colmo, la hago muy afectado por el fallecimiento del amigo Quini Martín, el educador más flamenco del mundo, que nos ha dejado de pronto. Quini era de los imprescindibles.
Fernando C. Ruiz Morales
Presidente de la Peña