viernes, 20 de febrero de 2015

Charla-coloquio sobre el libro de Curro Aix Gracia, "Flamenco y poder"

El pasado Jueves 12 de febrero , tuvo lugar en la Peña Flamenca de la Universidad Pablo de Olavide la charla-coloquio sobre el libro de Curro Aix Gracia, "Flamenco y poder". Un estudio desde la sociología del arte. 
La política, dice Curro, ha tratado al flamenco con una “doble moral”. “En realidad lo desprecia, cree que es un arte de catetos, pero en público lo loan.
En este libro se analiza el devenir del flamenco de arte marginal y contestatario a joya de la corona e instrumento de fácil uso para los fines populistas y electoralistas de los partidos. Una relación de dominación, en definitiva, por parte del poder económico y político que, como explica en su conferencia, ha hecho al flamenco -a pesar de “ese aura de arte muy venerable y casi religioso”- “cautivo de una trayectoria institucional que ha pasado de la cultura de derecho a la cultura institucional”.
El flamenco es muy goloso para conseguir la identificación del electorado, es Marca España, y es un gran símbolo de la identidad española. Sumen alguna frase más y obtendrán buena parte del discurso electoralista en torno al flamenco. Pero, ¿cómo ha acabado este arte de raíz popular y reivindicativa siendo fagocitado por los usos del poder político?

La cultura siempre ha sido el santo grial que todos los partidos han querido utilizar para su agrandar su imagen (y sus réditos electorales) pero en el caso del flamenco, precisamente por su carácter identitario, se ha convertido en un arma de utilización política más deseada. “El flamenco pasó a formar parte de ese proceso de construcción de la identidad andaluza y española y esto alienó sus bases culturales”, asegura Aix. Algo que ha hecho, añade, “que el flamenco sea muy goloso para conseguir la identificación del electorado”.
“Las instituciones han descubierto que en vez de hacer política, la forma más eficiente de conseguir popularidad y votos es a través del manejo de la cultura popular. El gobierno londinense ha tenido el cinismo de incorporar el punk a su palmarés patrimonial de la ciudad. ¡El punk que por definición es antisistema y de protesta! Y con el flamenco pasa lo mismo. Cuando no haces política o te inhibes de hacerla porque dejas que la política sea el mercado, dejas que tus manejos de la cultura popular sean lo que funcione. ¿Qué es más práctico salir en la prensa creando escuelas infantiles o patrocinando un festival de flamenco?”.
Ya Alfonso XIII lo ultiliza en 1925 como reclamo turístico, con un discurso que no dista mucho hoy del de la Junta.
Ahora, subraya autor de este libro, vivimos una sobrevaloración institucional del flamenco que, a golpe de subvenciones, ha generado “cautiverio y adocenamiento". "Hay mucha libertad estética, pero poca política”. Este interés de las instituciones, que han desplazado a la sociedad civil de la organización del flamenco, matiza, ha derivado en un proceso “de relumbre institucional más que de proyección artística. El flamenco se convierte en un objeto institucional en detrimento de su libertad”. Aunque, añade, en este último tiempo de crisis “quizás estamos asistiendo a un despertar y una repolitización del arte”. Las figuras de primera fila son las más golosas a la hora controlarlo políticamente pero el miedo hoy es no pagar la hipoteca o ser excluido del mercado. La gestión del miedo ha cambiado pero el control sigue estando ahí y el afán de los políticos por controlar la cultura.
El culmen ha sido la declaración como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. En 2010 llegó un reconocimiento que se perseguía desde 2003 pero más allá de rescatar este arte de la desaparición, el objetivo de era “un proceso de autobombo institucional
Entre los beneficios que la clase política perseguía estaban los económicos que genera la explotación de los recursos turísticos en que pueden convertirse los bienes patrimoniales refrendados por la Unesco”, escribe. Pero, va más allá del plano económico, en el lado del poder defiende que el interés de los gobernantes españoles “corresponde más a la repercusión mediática de su iniciativa por lograr el reconocimiento de un “arte del pueblo”, que a los efectos que aquella nominación pueda generar sobre el arte del flamenco.” Algo que, de nuevo, constata que “cuando los políticos tratan de conquistar al electorado, vuelven una y otra vez sobre las representaciones culturales de lo popular”.
La cuestión es que esta instrumentalización hoy es más patente. Sí ha generado más proyección internacional reconoce pero “no ha habido cambios sustanciales en las políticas relativas al flamenco. La declaración de patrimonio no ha servido para nada. La pregunta era ¿y después de Nairobi, qué? Hoy seguimos sin respuesta. ¡Qué menos que incorporarlo al currículo escolar!”.
La política, analiza, ha tratado al flamenco con una “doble moral”. “En realidad lo desprecia, cree que es un arte de catetos, pero en público lo loan y hablan incluso con cierto pavor”. Todos los partidos lo han hecho, dice. “El Gobierno ha intentado instrumentalizarlo pero le ha faltado pericia quizás por desconocimiento, pero lo ha utilizado como el PSOE en Andalucía,
Y recuerda el intento de la Junta de Andalucía de declararse “gestora en exclusiva del flamenco” en la redacción del Estatuto de Autonomía. “Fue una barbaridad pero, en realidad, sirvió de cortina de humo para no hablar de lo importante, que eran las reformas estructurales necesarias que había que incluir relacionadas con la gran lacra histórica de Andalucía que es el paro”.
De nuevo, humo y bombo y platillo porque la primera parte llegó con la publicación del “disco más caro de la historia del flamenco” –Flamenco por Andalucía, España y la Humanidad (Szena)-, compuesto por una docena de versiones del himno andaluz interpretadas por figuras de primer nivel como Paco de Lucía, Fosforito, José Mercé, Carmen Linares, Tomatito o El Capullo de Jerez. Costó 314.000 euros y supuso, escribe Aix en su ensayo, “todo un gesto de regionalismo cultural por parte del grupo socialista andaluz en un momento político muy oportuno" en pleno debate nacionalista en el país con el Plan Ibarretxe y el Tripartito catalán.
S.O.S. flamenco: una golosina electoral

Francisco García Rey         
Tesorero y guitarrista aficionado


A propósito de Francisco Aix Gracia

Francisco Aix Gracia, es doctor en Sociología por la Universidad de Sevilla. Investigador en ciencias sociales, centra en el estudio del flamenco su tesis doctoral. El producto de esta investigación, que ocupa el contenido de este ensayo, recibe en el año 2012 el Premio a la Mejor Tesis Doctoral de la Fundación Autor y el Segundo Premio de Investigación Cultural Marqués de Lozoya, otorgado por el Ministerio de Cultura.
La ciudad, el espacio público y los movimientos sociales y culturales son también algunos de los temas en los que desarrolla su labor investigadora. Ejerce como docente en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla desde 2010. Desde los años noventa y hasta la actualidad participa en grupos de arte colaborativo, así como en distintos equipos de producción y colectivos artístico-políticos.

sábado, 7 de febrero de 2015

Charla-coloquio con Francisco Aix, autor del libro Flamenco y poder.

El sociólogo Francisco Aix Gracia presentará el próximo JUEVES, 12 de FEBRERO, a las 18:00 horas, el libro "Flamenco y Poder, un estudio desde la sociología del arte", en la peña flamenca de la Universidad Pablo de Olavide "Sentir Flamenco" de Sevilla, donde el autor explicará algunas de las claves de su investigación con la que obtuvo en 2012 el Premio a la Mejor Tesis Doctoral de la Fundación Autor y el 2º Premio de Investigación Marqués de Lozoya, del Ministerio de Cultura. 

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  La Fundación SGAE ha publicado recientemente este texto con el que Francisco Aix Gracia aplica la metodología del sociólogo francés Pierre Bourdieu para acercarse a las relaciones de poder que existen en el arte jondo.
   Francisco Aix Gracia, doctor en Sociología por la Universidad de Sevilla, aborda el estudio desde tres perspectivas: por un lado indaga en las relaciones históricas del flamenco con la economía y la política, también realiza un estudio de la estructura social e interna de esta cultura, y cómo ha provocado que los artistas bailen constantemente entre la convención y la creación al hacer nuevas aportaciones al flamenco.
   El fin de este estudio, según ha expresado el autor, es "despejar la ecuación del arte en relación a la sociedad, donde, o bien éste es reflejo de la sociedad, o bien dialoga con la sociedad en un proceso de influencia mutuo, donde el arte se reservaría cierto grado de autonomía".