viernes, 8 de junio de 2018

Un flamenco, padrino de egresados universitarios

El pasado día 4 de junio tuvo lugar, en el Paraninfo de la Universidad Pablo de Olavide, un acto muy especial: la ceremonia de egresados de la primera promoción del Doble Grado en Trabajo Social y Sociología. ¿Y qué tiene que ver la Peña Flamenca con esto? Pues resulta que el alumnado escogió como padrino de promoción… ¡a un flamenco!
 
 
No sé si eso habrá pasado con anterioridad en alguna universidad. Sé que en la Hispalense los flamencos han tenido y tienen su lugar, como en la nuestra y en otras. Pero que un flamenco sea padrino de promoción… Esto constituye un hito, por el enorme valor simbólico que tiene: una cultura tan lejana a la Academia, tan despreciada a lo largo de la historia (y aún hoy por determinados sectores francamente ignorantes), una cultura llena de faltas de ortografía porque es hablada (y no en castellano sino en cualquier modalidad del andaluz)… Pues una cultura así, resulta encumbrada por el alumnado de esa promoción al elegir como padrino a un flamenco. ¡Ole por este alumnado!
 
 
Un flamenco que impartió un día, en el tercer curso de los cinco que tiene esa titulación, una sesión de Enseñanzas Prácticas y de Desarrollo, organizada por nuestra Peña Flamenca, sobre qué puede aportar el flamenco al Trabajo Social. Un tema que, de entrada, el alumnado veía bastante raro: “¿Pero qué tendrá que ver el flamenco con el Trabajo Social?”. Nuestro artista, en dos horas, lo hizo ver. No sólo eso: prendió para siempre los corazones, el entendimiento y la voluntad del alumnado. Como habréis imaginado, el flamenco del que hablamos es Torombo.
 

El evento lo presidió la Decana de la Facultad de Ciencias Sociales, Rosa María Díaz, y junto a nuestro artista estuvieron la profesora de Sociología María José Guerrero, y la Vicedecana de Ordenación Académica de la Facultad, María Ángeles Huete. Podrán imaginarse la intranquilidad del bailaor ante personas con tan prestigiosos títulos o cargos. Y en un acto tan ceremonioso. De hecho, me pidió que lo acompañara, como una especie de mediador, que ese territorio no era el suyo. Con él que fuimos el profesor de Antropología Agustín Coca y servidor. Eso sí: la simpatía de las presentes ayudó muchísimo, y más cuando dos de ellas se declararon aficionadas al flamenco. 
 

No voy a describir la ceremonia. Fue muy emotiva, y la intervención de Torombo, sin papeles por delante, modélica. Lo que quiero remarcar es el valor simbólico de esto. Estamos normalizando la presencia del flamenco en la Universidad, y la elección de Torombo como Padrino de esa promoción es un indicador de lujo. Orgullo y satisfacción, reafirmación en que estamos por el buen camino, y fuerzas renovadas para seguir trabajando por el flamenco, son las sensaciones y certezas que quisiera destacar. Sé que sigue habiendo antiflamenquistas, también en la Universidad. Peor para ellos.
 
 
Damos las gracias a ese alumnado, que ha roto moldes, demostrando enorme valía; desde aquí les deseamos mucha suerte en su devenir profesional. Gracias a Torombo, por supuesto, que está llevando el flamenco por caminos necesarios y hasta insospechados, desde las cárceles hasta las aulas universitarias y, ese día, a un acreditado estrado de la Academia.
 

Tenemos que felicitar a todos: a ese alumnado, a Torombo, a la Decana, a la Facultad de Ciencias Sociales, al Vicerrectorado de Cultura, a toda la Universidad. Y a la Peña, que introdujo a Torombo en estos fregaos. Y al flamenco. Sobre todo, al flamenco.
Fernando C. Ruiz Morales
Presidente de la Peña
 

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