domingo, 20 de diciembre de 2015

Mujeres transmisoras de flamenco; Alba Molina y Angelita Montoya


Con Alba Molina y Angelita Montoya culminamos el ciclo “Las mujeres como transmisoras del flamenco”. Dado el tema, ¡tenía que haber alguien de la saga de las Montoya! Y fue un acierto que fueran precisamente ellas dos.
El ciclo ha consistido en tres sesiones, y en cada sesión hemos perseguido tres objetivos: continuar con la presencia del flamenco en la Universidad, aprender respecto al tema y al flamenco, y crear sinergias con las que mantener esta preciosa lucha. Bajo tres principios: un sentido abierto sobre el flamenco, la búsqueda de experiencias memorables, y el disfrute. Persiguiendo esta finalidad, hemos buscado artistas tenían que tener tres cualidades imprescindibles: que fueran a la vez importantes, interesantes, y flamencas en el mejor sentido (buenas, humildes, grandes, reconocedoras de las deudas con los mayores,…). Las bases para hacer esto posible, tres también (parece que el número 3 nos trae suerte): la Universidad Pablo de Olavide, los socios/as, y el Instituto Andaluz del Flamenco del que recibimos la subvención que ha hecho posible en parte este ciclo. En este sentido, hay que agradecer a la Universidad, a su Vicerrectorado de Cultura, a la Unidad de Cultura de la UPO, al mencionado Instituto, y por supuestísimo a los socios/as. Sin ellos, esto no hubiera ocurrido. Tras las instituciones hay personas, no lo olvidemos. Elodia Hernández, Daidee Veloz, Isabel Guerra, Eu López, Paco Rey, Bea Macías, Curro García, Isa, Teresa Moreno, Consuelo, Patricia Garzón, Mercedes, Juan, Beatriz Gandul, Antonio Jiménez,… la lista es, afortunadamente, muy amplia.
Cada actividad ha tenido tres partes: la entrevista, la actuación, y la fiesta posterior, ya en el local de la Peña en el Espacio Cultural Antigua Guardería. ¡Está claro que hay que jugar al tres en la lotería de Navidad!



En la entrevista, llevada espléndidamente por nuestro socio y experto Rafa Cáceres, pudimos aprender de primera mano, en la cercanía de sus protagonistas, sobre la saga de las Montoya, sobre la Negra, sobre Lole y Manuel y sobre la personalidad, ideas y vivencias de Alba y Angelita. Por supuesto no voy a contarlo, pero quiero destacar, entre las manifestaciones de Angelita, la importancia de la alegría en su entorno y en su formación como persona y como artista. En verdad, la alegría tiene un poder revolucionario. Ole por esa reivindicación.
Entre los testimonios de Alba, quiero resaltar uno: que se siente cada vez más flamenca, de forma natural. Sin renunciar a su principio de apertura, al que ha sido coherente siempre. Nos mostraría esto después, en su actuación.


Y la actuación fue portentosa. Empezó Alba, haciendo un par de bulerías, homenajeando a sus padres, Lole y Manuel, que desde luego son centrales en la historia actual del flamenco.A los que peinamos canas o no peinamos ya ni eso (como servidor), esa “Mariposa blanca” que crearon Lole y Manuel nos emocionó profundamente; pero también a los jóvenes presentes, que no eran pocos. En este sentido, nos ofreció generosamente una primicia: “La mariposa blanca” estará en el disco que va a sacar en febrero, al que desde luego estaremos atentos. Un privilegio. Con el toque personal, por supuesto, de Alba. Tras las dos rondas de bulerías hizo “Te quiero mucho”, que es un precioso tema de jazz, con los matices flamencos tan peculiares que ella le da. Otra delicia. Tuvimos ante nosotros a Alba Molina, moderna y a la vez tremendamente fiel a su historia. Reivindicando la libertad, esa cosa tan flamenca, desde una voz sensible y cada vez más profunda. Ojú.


Angelita es otro estilo, arraigado en el cante más clásico, desde su madre la Negra, trianera nacida en Argelia, hasta todo el gran flamenco de Jerez, de Triana, de Utrera,… Empezó por una impactante ronda de soleares. Brutal. ¿Pero esto qué es? La gente, asombrada. Y emocionada. Con razón. 

Siguió con unas bulerías, que remató por fandangos, y en ambos, con ecos de la Paquera de Jerez, toma ya clasicismo del mejor. Para muchos de los presentes, Angelita Montoya fue un enorme descubrimiento. Aunque es bien conocida para los aficionados, muchos se preguntaban: ¿pero esta mujer, dónde estaba metida, por qué no es suficientemente reconocida como un referente imprescindible del flamenco en la actualidad? Pues eso. Atención porque puede que nos sorprenda más pronto que tarde con un disco, que por Dios, tiene que salir y va a ser importantísimo.

Para culminar, ambas hicieron unas bulerías en homenaje, como tenía que ser, a Lole y Manuel. Emocionantes y bellísimas, además con el baile elegante de Alba. La gente, con razón, puesta en pie. Fuimos testigos, con Alba y Angelita, de una eclosión conmovedora, inolvidable, de modernidad y clasicismo, delicadeza y fuerza, belleza y jondura. ¿Qué más podíamos pedir para culminar este extraordinario ciclo? Contrastes y verdad, que la verdad es poliédrica, nunca es una.
A la guitarra estuvo Joselito Acedo, que es joven pero que demostró un oficio espectacular, ritmo, creatividad, dominio, riqueza melódica,… Para muchos, otro descubrimiento. Por cierto, me complace decir que ha sacado recientemente un disco, “Andando”, con colaboraciones de monstruos como el propio y llorado Manuel Molina (su última aparición en disco, creo), Lole, la Susi, José Valencia,… Gracias, maestro.
Como Esperanza Fernández, Pepa Vargas y Miguel Ángel Cortés: como Mari Peña y Antonio Moya. Alba, Angelita y Joselito han venido porque son flamencos, son importantes y son comprometidos. Gracias de corazón, porque hacéis de la vida una aventura más intensa, más rica, más llena de argumentos y de sentido.
El salón de actos estuvo completamente lleno. Con gente variopinta, como nos gusta. Había estudiantes de la UPO y alumnos del Aula Abierta de Mayores, socios/as, aficionados diversos, responsables de la Universidad como la Vicerrectora o la Técnica de Cultura, personalidades como Suárez Japón (que nos volvió a acompañar),…
Luego vino la fiesta, ya en el local de la Peña. Alba y Joselito tenían un compromiso en Triana; no sabían que después nos reuníamos, ya “en privado”. Pero Angelita se quedó con nosotros, así como Patricia, la representante de estos artistas, a quien desde aquí hay que agradecer su papel, su sensibilidad y su enorme competencia. La fiesta es otra dimensión, que termina enriqueciendo lo anterior, por más que en sí mismo lo que había ocurrido ya era todo un mundo.


En la reunión, el local estaba lleno.La reunión posterior a la actividad es muy importante. Porque la gente habla (¡no somos espectadores, sino agentes!), discute, ríe, analiza, proyecta. La comida que trajeron los socios/as, espectacular (¡ole y gracias a los cocineros/as! –incluyo aquí a mi hijo que hizo una tortilla de patatas, ole-).Es que estaba espectacular, vamos a tener que hacer una sección de cocina dentro de la Peña, porque vaya tela. La infraestructura por la que ese encuentro posterior es posible, perfecta, como siempre. El ambiente… pues también como siempre. Quien va una vez a la reunión, suele repetir. Me lo decía una de las asistentes, socia de la Peña, que venía por primera vez: que era un ambiente familiar. Y es que es un placer hablar con tanta gente distinta y afín en el flamenco.






El número tres, otra vez: relación, proyectos, arte. Todo junto. En un momento determinado, Paco Rey sacó su guitarra. Y nuestro querido Manuel Requelo empezó a cantar. Por bulerías, fandangos,… hubo baile, también. Vaya arte. Y vaya Requelo con todo lo que cantó. Y Angelita, maravillosa y guapísima, un caudal de maestría con las bulerías. Requelo hizo, ya al final, unas soleares bestiales. Y después, unas seguiriyas. Ahí concluyó la cosa. Porque sentimos que, después de esas seguiriyas, ya no había nada más que hacer ni que decir. Eran cerca de las 12 de la noche.
Memorable. Creo que los objetivos del ciclo se han conseguido de forma sobrada. E incluso algunos más, no contemplados inicialmente.

Tenemos que no solo agradecer, sino también felicitar al grupo selecto de artistas que han estado con nosotros en este ciclo. Y a los artistas que tenemos en la Peña y han estado ahí en estas tres sesiones memorables. Y a los que no somos artistas, pero que también, con modestia, somos flamencos. Tenemos que felicitarnos todos. 

Fernando C. Ruiz Morales
Presidente de la Peña Flamenca de la UPO

José Manuel "Mibri"
Secretario       

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