“Queremos
favorecer la presencia del flamenco en la universidad de la forma más cotidiana
posible”
Entrevista
a Fernando C. Ruiz Morales, profesor de Antropología de la UPO y presidente de
la Peña “Sentir Flamenco” de la UPO
Estudiantes,
profesores, personal de administración y servicios, artistas y personas ajenas
a la universidad integran la Peña “Sentir Flamenco” de la
UPO, una peña flamenca consolidada en la que sus miembros comparten su
pasión y amor por esta manifestación cultural. Su presidente, el antropólogo
Fernando C. Ruiz Morales, nos habla en esta entrevista de la evolución de
esta peña y de las actividades que organizan.
¿Cómo y
cuándo se creó la Peña “Sentir Flamenco” de la Universidad Pablo de
Olavide?
Algunos
miembros de la comunidad universitaria, entre los que se encuentra el cantaor
Pepe “el Tremendo”, crearon la peña en el año 2000 centrándose en las clases de
guitarra y de baile. Tras un parón resurgió en el año 2010 gracias al impulso
de la entonces vicerrectora Rosalía Martínez, que por cierto es socia de la
peña. En esa época se hicieron algunas actividades muy potentes, aunque no
terminó de cuajar. Fue en el año 2013 cuando la peña vuelve a retomar su
actividad con la vicerrectora Elodia Hernández León, también socia, y con la
implicación de los alumnos del Proyecto Atalaya “Flamenco en Red”. Desde
entonces está funcionando muy bien, ya que estamos siguiendo unos nuevos principios
basados en llevar a cabo pequeñas actividades en cuyo proceso puedan participar
los miembros de la peña. Es decir, queremos mantener la continuidad de las
actividades para favorecer la presencia del flamenco en la universidad de la
forma más cotidiana posible, evitando de esta manera hacer actividades de
renombre pero desconectadas.
Hábleme
de esas actividades
Buscamos que
sean actividades memorables, es decir, actividades que sean muy buenas
independientemente de si atraen a mucha o poca gente. Así, estamos llevando a
cabo encuentros con artistas, como el ciclo cultural “Las mujeres como
transmisoras del flamenco” en el que participaron Esperanza Fernández, su madre
Pepa Vargas, Mari Peña, Alba Molina y su tía Angelita Montoya; actuaciones;
charlas ilustradas, como la que organizamos en torno a los cantes de Alcalá de
Guadaíra; mesas redondas, como una que hicimos sobre el flamenco y la
enseñanza; presentaciones de libros, etc. En todas las actividades que llevamos
a cabo abordamos temas diversos pero siempre queremos aprender, disfrutar
y tocar temas de interés potente dentro del flamenco. Además tenemos clases de
baile, guitarra, y novedad de este año, de cante flamenco.
Todas las
actividades tienen otra dimensión: terminada la actividad nos reunimos y lo
celebramos con una fiesta flamenca. De esas reuniones salen proyectos e ideas.
Se disfruta, se ríe, se canta, se baila.
¿Puede
avanzarnos algún detalle de la programación de este semestre?
Aunque nos
tenemos que reunir para ultimar los detalles de la programación te puedo
adelantar que queremos celebrar una sesión sobre los fandangos de Huelva, otra
sobre el cante de Utrera, una sesión sobre el flamenco y la lucha jornalera
andaluza, y otra sobre la importancia de la radio en la historia y difusión del
flamenco.
Nuestro
objetivo es celebrar por lo menos una actividad al mes, a veces dos, y siempre
actividades gratuitas para todo el mundo, socios de la peña o no, porque lo que
queremos es contribuir a difundir y a facilitar el acercamiento al flamenco tanto
a la comunidad universitaria como al público en general.
¿Quiénes
integran la peña actualmente?
Afortunadamente
formamos parte de la peña personas de todo tipo y condición, es decir, la peña
está integrada por más de 80 socios de todas las edades, algunos son profesores
de la UPO, otros son estudiantes, otros miembros del personal de administración
y servicios, pero otros socios no tienen nada que ver con la universidad. Esto
nos parece fantástico, es decir, no queremos una peña “gueto” solo de
universitarios sino que queremos lo contrario, queremos diversidad. Sin embargo
sí queremos que las actividades de la peña sean siempre en la UPO. De hecho,
nos han ofrecido hacer actividades en sitios maravillosos del centro de Sevilla
pero hemos declinado la invitación, ya que queremos que el flamenco se haga
fuerte en la Universidad Pablo de Olavide, queremos que el flamenco esté
presente en la UPO.
Entonces
¿hay afición al flamenco en la UPO?
Pues no
mucha. Hay todavía mucho desconocimiento y muchos prejuicios sobre el flamenco,
lo que está en consonancia con la sociedad en general. Esto tiene una serie de causas,
y entre ellas está la supina ignorancia acerca de los aspectos que definen la
cultura y la historia andaluza, de la que el flamenco forma parte. Esto se debe
en gran parte al sistema educativo que tenemos, que no fomenta el conocimiento
ni el amor por lo nuestro. Quiero ser optimista pero todavía no hay mucha
afición al flamenco en la UPO, así que hace falta trabajarlo.
Y a
usted, ¿de dónde le viene esta afición?
Yo era un
adolescente de clase media, urbano, sujeto a las influencias ideológicas dominantes
en ese momento y contexto, por lo tanto el flamenco a mí me parecía una cosa de
viejos, me parecía una cosa caduca. A mi madre sí le gustaba mucho, ponía la
radio y yo le decía que la quitara. Estaba totalmente imbuido en el ambiente
que se respiraba en el colegio y que difundían los medios de comunicación en
ese momento. Pero un día, estaba en mi cuarto con la radio y dijo el locutor
“ahora vamos a escuchar al Perro de Paterna cantar unas granaínas”, y me dije,
“lo voy a escuchar”. Cuando yo oí eso, la primera vez en mi vida que me había
parado a escuchar un cante flamenco, descubrí algo maravilloso y me dije, “¡qué
cosa más grande me estoy perdiendo!”. Desde ese momento empecé a escuchar y a
leer y me convertí en un aficionado. Descubrí entonces la grandeza del
flamenco, me di cuenta que formaba parte de nuestra historia y cultura. Me di
cuenta de su enorme carga estética y emotiva, de su enorme profundidad. Es
anecdótico pero me vino así, a partir de ese día concreto.
¿Qué
puede aportar el flamenco a la universidad?
Muchísimo.
Puede aportar un mundo nuevo de valores. Valores que no son mercantilistas y en
los que las universidades están cayendo lamentablemente. Además puede aportar
objeto de estudio, porque el flamenco sigue siendo necesario investigarlo.
Puede aportar, por tanto, mejor conocimiento de la cultura andaluza, lo cual es
imprescindible en las universidades andaluzas.
¿Y la
universidad al flamenco?
Los artistas
flamencos valoran mucho que la universidad los considere, cosa que me parece muy
interesante. Por tanto, puede aportar orgullo para los propios flamencos.
Además, la universidad puede ayudar a difundirlo e investigarlo, aunque el
flamenco nunca la ha necesitado.
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