Con Alba Molina y
Angelita Montoya culminamos el ciclo “Las mujeres como transmisoras del
flamenco”. Dado el tema, ¡tenía que haber alguien de la saga de las Montoya! Y
fue un acierto que fueran precisamente ellas dos.
El ciclo ha consistido
en tres sesiones, y en cada sesión hemos perseguido tres objetivos: continuar
con la presencia del flamenco en la Universidad, aprender respecto al tema y al
flamenco, y crear sinergias con las que mantener esta preciosa lucha. Bajo tres
principios: un sentido abierto sobre el flamenco, la búsqueda de experiencias
memorables, y el disfrute. Persiguiendo esta finalidad, hemos buscado artistas tenían
que tener tres cualidades imprescindibles: que fueran a la vez importantes,
interesantes, y flamencas en el mejor sentido (buenas, humildes, grandes,
reconocedoras de las deudas con los mayores,…). Las bases para hacer esto
posible, tres también (parece que el número 3 nos trae suerte): la Universidad Pablo
de Olavide, los socios/as, y el Instituto Andaluz del Flamenco del que
recibimos la subvención que ha hecho posible en parte este ciclo. En este
sentido, hay que agradecer a la Universidad, a su Vicerrectorado de Cultura, a
la Unidad de Cultura de la UPO, al mencionado Instituto, y por supuestísimo a
los socios/as. Sin ellos, esto no hubiera ocurrido. Tras las instituciones hay
personas, no lo olvidemos. Elodia Hernández, Daidee Veloz, Isabel Guerra, Eu
López, Paco Rey, Bea Macías, Curro García, Isa, Teresa Moreno, Consuelo,
Patricia Garzón, Mercedes, Juan, Beatriz Gandul, Antonio Jiménez,… la lista es,
afortunadamente, muy amplia.
Cada actividad ha
tenido tres partes: la entrevista, la actuación, y la fiesta posterior, ya en
el local de la Peña en el Espacio Cultural Antigua Guardería. ¡Está claro que
hay que jugar al tres en la lotería de Navidad!
En la entrevista,
llevada espléndidamente por nuestro socio y experto Rafa Cáceres, pudimos
aprender de primera mano, en la cercanía de sus protagonistas, sobre la saga de
las Montoya, sobre la Negra, sobre Lole y Manuel y sobre la personalidad, ideas
y vivencias de Alba y Angelita. Por supuesto no voy a contarlo, pero quiero destacar,
entre las manifestaciones de Angelita, la importancia de la alegría en su
entorno y en su formación como persona y como artista. En verdad, la alegría
tiene un poder revolucionario. Ole por esa reivindicación.
Entre los testimonios
de Alba, quiero resaltar uno: que se siente cada vez más flamenca, de forma
natural. Sin renunciar a su principio de apertura, al que ha sido coherente
siempre. Nos mostraría esto después, en su actuación.
Y la actuación fue portentosa.
Empezó Alba, haciendo un par de bulerías, homenajeando a sus padres, Lole y
Manuel, que desde luego son centrales en la historia actual del flamenco.A los
que peinamos canas o no peinamos ya ni eso (como servidor), esa “Mariposa
blanca” que crearon Lole y Manuel nos emocionó profundamente; pero también a
los jóvenes presentes, que no eran pocos. En este sentido, nos ofreció
generosamente una primicia: “La mariposa blanca” estará en el disco que va a
sacar en febrero, al que desde luego estaremos atentos. Un privilegio. Con el
toque personal, por supuesto, de Alba. Tras las dos rondas de bulerías hizo “Te
quiero mucho”, que es un precioso tema de jazz, con los matices flamencos tan
peculiares que ella le da. Otra delicia. Tuvimos ante nosotros a Alba Molina,
moderna y a la vez tremendamente fiel a su historia. Reivindicando la libertad,
esa cosa tan flamenca, desde una voz sensible y cada vez más profunda. Ojú.
Angelita es otro
estilo, arraigado en el cante más clásico, desde su madre la Negra, trianera
nacida en Argelia, hasta todo el gran flamenco de Jerez, de Triana, de Utrera,…
Empezó por una impactante ronda de soleares. Brutal. ¿Pero esto qué es? La
gente, asombrada. Y emocionada. Con razón.
Siguió con unas bulerías, que remató
por fandangos, y en ambos, con ecos de la Paquera de Jerez, toma ya clasicismo
del mejor. Para muchos de los presentes, Angelita Montoya fue un enorme
descubrimiento. Aunque es bien conocida para los aficionados, muchos se
preguntaban: ¿pero esta mujer, dónde estaba metida, por qué no es
suficientemente reconocida como un referente imprescindible del flamenco en la
actualidad? Pues eso. Atención porque puede que nos sorprenda más pronto que
tarde con un disco, que por Dios, tiene que salir y va a ser importantísimo.
Para culminar, ambas
hicieron unas bulerías en homenaje, como tenía que ser, a Lole y Manuel.
Emocionantes y bellísimas, además con el baile elegante de Alba. La gente, con
razón, puesta en pie. Fuimos testigos, con Alba y Angelita, de una eclosión
conmovedora, inolvidable, de modernidad y clasicismo, delicadeza y fuerza,
belleza y jondura. ¿Qué más podíamos pedir para culminar este extraordinario
ciclo? Contrastes y verdad, que la verdad es poliédrica, nunca es una.
A la guitarra estuvo
Joselito Acedo, que es joven pero que demostró un oficio espectacular, ritmo,
creatividad, dominio, riqueza melódica,… Para muchos, otro descubrimiento. Por
cierto, me complace decir que ha sacado recientemente un disco, “Andando”, con
colaboraciones de monstruos como el propio y llorado Manuel Molina (su última
aparición en disco, creo), Lole, la Susi, José Valencia,… Gracias, maestro.
Como Esperanza
Fernández, Pepa Vargas y Miguel Ángel Cortés: como Mari Peña y Antonio Moya.
Alba, Angelita y Joselito han venido porque son flamencos, son importantes y
son comprometidos. Gracias de corazón, porque hacéis de la vida una aventura
más intensa, más rica, más llena de argumentos y de sentido.
El salón de actos
estuvo completamente lleno. Con gente variopinta, como nos gusta. Había estudiantes
de la UPO y alumnos del Aula Abierta de Mayores, socios/as, aficionados
diversos, responsables de la Universidad como la Vicerrectora o la Técnica de
Cultura, personalidades como Suárez Japón (que nos volvió a acompañar),…
Luego vino la fiesta,
ya en el local de la Peña. Alba y Joselito tenían un compromiso en Triana; no
sabían que después nos reuníamos, ya “en privado”. Pero Angelita se quedó con
nosotros, así como Patricia, la representante de estos artistas, a quien desde
aquí hay que agradecer su papel, su sensibilidad y su enorme competencia. La
fiesta es otra dimensión, que termina enriqueciendo lo anterior, por más que en
sí mismo lo que había ocurrido ya era todo un mundo.
En la reunión, el local
estaba lleno.La reunión posterior a la actividad es muy importante. Porque la
gente habla (¡no somos espectadores, sino agentes!), discute, ríe, analiza,
proyecta. La comida que trajeron los socios/as, espectacular (¡ole y gracias a los
cocineros/as! –incluyo aquí a mi hijo que hizo una tortilla de patatas, ole-).Es
que estaba espectacular, vamos a tener que hacer una sección de cocina dentro
de la Peña, porque vaya tela. La infraestructura por la que ese encuentro
posterior es posible, perfecta, como siempre. El ambiente… pues también como
siempre. Quien va una vez a la reunión, suele repetir. Me lo decía una de las
asistentes, socia de la Peña, que venía por primera vez: que era un ambiente
familiar. Y es que es un placer hablar con tanta gente distinta y afín en el
flamenco.
El número tres, otra
vez: relación, proyectos, arte. Todo junto. En un momento determinado, Paco Rey
sacó su guitarra. Y nuestro querido Manuel Requelo empezó a cantar. Por
bulerías, fandangos,… hubo baile, también. Vaya arte. Y vaya Requelo con todo
lo que cantó. Y Angelita, maravillosa y guapísima, un caudal de maestría con las bulerías. Requelo hizo, ya al final, unas
soleares bestiales. Y después, unas seguiriyas. Ahí concluyó la cosa. Porque
sentimos que, después de esas seguiriyas, ya no había nada más que hacer ni que
decir. Eran cerca de las 12 de la noche.
Memorable. Creo que los
objetivos del ciclo se han conseguido de forma sobrada. E incluso algunos más,
no contemplados inicialmente.
Tenemos que no solo
agradecer, sino también felicitar al grupo selecto de artistas que han estado
con nosotros en este ciclo. Y a los artistas que tenemos en la Peña y han
estado ahí en estas tres sesiones memorables. Y a los que no somos artistas,
pero que también, con modestia, somos flamencos. Tenemos que felicitarnos
todos.
Fernando C. Ruiz Morales
Presidente de la Peña Flamenca de la UPO
José Manuel "Mibri"
Secretario
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