El pasado viernes 8 celebramos en el local de El Entramado el acto de despedida del presente curso de nuestra Peña. Al igual que otros años, junto con el tradicional picoteo de los diversos manjares que el personal aportó, los alumnos de flamenco mostraron a los asistentes, con muchos nervios y con la misma cantidad de ilusión, los logros conseguidos en las clases. En este caso fueron 6 de los 7 alumnos que han seguido las clases de cante hasta el final: Rafael, Isabel, Gregorio, Nieves, Beatriz y Salvador, este último también alumno de guitarra (se echó en falta a Curro y su sólido sonido flamenco).
La noche, tras algo de bebida y comida, comenzó con la agradable sorpresa que nos deparó la profesora de cante, nuestra querida Maite Olivares, que, aprovechando que se había acercado al local nuestro amigo el gran guitarrista Alberto López (por cierto, genial su disco Detrás de la verdad, que acaba de salir), nos ofreció una variada y preciosa ronda de cantiñas acompañada por Alberto y nuestro guitarrista Kaveh, compañero también de estudios de Alberto.
Tras aquello, los alumnos naturalmente bromearon exclamando lo esperado: “¡Eso no se hace, Maite!, ¿después de esto pretendes que cantemos nosotros?” Alguien incluso aprovechó para hacer el chiste de que aquello iba a ser al revés de lo que pasó en las bodas de Caná, en que el vino bueno llegó al final.
Tras despedirse Alberto, que no pudo alargar más su visita a pesar de que no cesaban los aplausos, se procedió a escuchar a los alumnos. En primer lugar. el estudiante de guitarra (me consta que con las manos temblando) interpretó “Punta y Tacón”, la conocida farruca de Sabicas. Tras esto, acompañados por Kaveh, y arropados por Maite que, desde la silla cercana no paraba de jalear a cada uno, los alumnos de cante se esforzaron por hacer lo mejor posible su cometido.
Comenzó la ronda por variados tangos de Triana, seguido de romeras y cantiñas del Pinini, tientos, tangos, cuplé por bulerías y, por último, una variada muestra de melodías de fandangos de Huelva.
Ya a la finalización, y en un ambiente aún mas distendido, Rafael (92 años nada menos, patriarca de la familia cantaora, pues sus dos hijas y su yerno son parte del grupo de alumnos) se explayó en privado con Kaveh por soleá y cantiñas, y sorprendió por el poderío que demostró en algunos tercios. Es de destacar la afición de Rafael.
A continuación, nuestro recién incorporado socio Juan, joven guitarrista aficionado, volvió a acompañar por fandangos y bulerías a su amigo Roberto, que también le pone el corazón a todo lo que canta.
La asistencia estuvo en la línea habitual de las reuniones en El Entramado (sobre unas 60 personas), si bien es cierto que echamos en falta a parte de la junta directiva que, por problemas personales o de salud, no pudieron estar. En definitiva, fue una noche amena y alegre que nos ha dejado un gran sabor de boca para comenzar con ilusión el nuevo curso flamenco tras el verano. Y mientras tanto… ¡a ver si nos vemos en alguna juerga, curso de verano, feria o velá!
Por Salvador Arjona
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