martes, 29 de mayo de 2018

Recital de David el Galli en el CABD

El viernes 25 de mayo tuvimos en el escenario del C.A.B.D. la última actuación flamenca organizada por nuestra Peña y fue, sin duda, un broche de oro. David el Galli nos deleitó con una de las mejores actuaciones que hemos podido disfrutar en ese recinto tan íntimo con el que afortunadamente contamos. Su limitada capacidad nos permite vivir el flamenco de una manera envidiablemente cercana. Y con David volvió a ocurrir.

Nuestra querida Ángeles Cruzado andaba exitosamente divulgando flamenco por Italia, así que por una vez se ha visto libre de la entrevista previa al artista. Con un aforo casi completo, tuvimos la novedad por tanto de contar como periodista amateur con Paco García Rey, nuestro encargado de finanzas, que estuvo encantado de ello por ser alcalareño como David  y también muy cercano al artista a título personal.

La entrevista, muy bien orientada, sacó detalles muy interesantes del cantaor, como por ejemplo la relación Morón-Alcalá en su trayectoria personal y artística. También resultaron interesantísimas las reflexiones del cantaor sobre el valor y peculiaridades del cantar patrás (para el baile) frente al cantar palante (como solista).

La actuación, con el acompañamiento del guitarrista Paco Iglesias, fue un derroche de entrega. Fue larga, de las más generosas que hemos tenido. Generosa hasta el punto de que nuestro Presidente en determinado momento hubo de hacer “de malo”, recordándole a David que había que ir concluyendo, puesto que el recinto tiene una hora rígida de cierre.

Comenzó por soleá por bulerías, seguido de cantes de Levante, donde hizo taranta y cartagenera. En las posteriores cantiñas se arrancó por los cantes de las Mirris, y concluyó por mirabrás. Continuó por seguiriyas, y tras la soleá de Alcalá, cerró por bulerías.

Sería difícil decantarse por qué cante brilló más, pues fue una actuación muy homogénea en calidad. Todo con mucho corazón. Si me obligasen a destacar algo, personalmente la seguiriya me sobrecogió. En todos los cantes hubo magia y jondura, pero en esa letra de
“Por el día no como,
por la noche no duermo…”
echó el corazón por la boca. No obstante, como ya he dicho, puede ser injusto destacar algo por encima de lo demás, pues hubo jondura en todo.


La guitarra de Paco Iglesias (sobrino nieto del maestro Melchor de Marchena) sonó con una limpieza digna de mención. A la perfectísima técnica que exhibió se le añade la belleza de las falsetas que introdujo en los distintos palos (¡qué sensibilidad y ternura en algunas de las falsetas de minera y cartagenera, y en la soleá…!).

 
Tal como me comentó alguien tras la actuación, es cierto que el cantaor estuvo más en el plano del corazón y la guitarra más en el plano de la perfección técnica, pero en cualquier caso el resultado fue de altísima solidez y flamencura.

 
Ya en El Entramado (el local donde está la Peña), tuvimos la ocasión de volver a comprobar que algunas de las mejores cosas de esta vida surgen de la improvisación y la casi casualidad. Una de las socias llevó a su sobrino Juan (aficionado de unos 20 años) a la actuación, para que conociese la Peña. Una vez en El Entramado, éste, junto con su amigo, cogió la recién adquirida guitarra flamenca de la Peña, y el cantaor Pakito Mejías se les unió por bulerías. Ya me gustaría a mí saber acompañar por bulerías como lo hizo el recién llegado. La otra sorpresa la dio su amigo Roberto, que se hizo unos fandangos muy valientes y brillantes.


Tras despedirnos de David, que nos acompañó durante casi toda la velada, y de otros artistas que también estuvieron con nosotros, como Antonio Hermosín o Mario de Alcalá, continuó la cosa.

 
Conseguimos sacar a los jóvenes del salón y, ya en el patio, hubo relevo en la guitarra. Nuestro Paco acompañó por bulería y soleá a los cuatro o cinco que nos atrevimos. Unos desafinamos más que otros haciendo alguna letra por soleá, hubo alguna pataíta por bulerías… Total, un ratito estupendo que nos recuerda que nos faltaba algo tras las actuaciones, ya en la intimidad de nuestro local: un poquito de espontaneidad y que la gente se atreva a hacer una letrilla o salir a bailar, que para eso tenemos la suerte de no ser artistas, y lo de menos es si te sale impecable o no.

 
Si es por añadir algo más a esta croniquilla, tan solo recordar a todos los socios que la pequeña sorpresa que tuvimos en El Entramado con este par de jóvenes flamencos de 18 y 20 años nos debe animar a traer a aficionados jóvenes a la peña (ambos posiblemente vengan el día de cierre del curso donde tal vez participarán).


Deberíamos tener esto como objetivo. Lo bueno es que ya sabemos cómo hacerlo de manera sencilla: invitándoles (incluso trayéndolos en nuestro coche) a la actuación gratuita del CABD, para luego que comprueben que, en El Entramado, no van a estar en un ambiente de puristas flamencos rancios, sino que disfrutarán de una relajada cerveza que, además, puede desembocar en una juerguecilla flamenca espontánea, en la que pueden participar como espectadores pero también como actores.
Por Salvador Arjona

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