El coordinador del IX Congreso de la ASWAD (Association for the Study of the Worldwide African Diaspora), el profesor Igor Pérez, nos propuso la posibilidad de que la Peña organizara un acto de flamenco para cerrar el evento, que se celebraba por primera vez en Europa, en concreto en la Universidad Pablo de Olavide.
La ASWAD es una importante Asociación a escala mundial, dedicada al estudio de la diáspora africana desde múltiples perspectivas (históricas, antropológicas, sociológicas, demográficas, etc.), y la componen reputados especialistas de todo el mundo.
La ASWAD es una importante Asociación a escala mundial, dedicada al estudio de la diáspora africana desde múltiples perspectivas (históricas, antropológicas, sociológicas, demográficas, etc.), y la componen reputados especialistas de todo el mundo.
Así se hizo. Contamos para ello con un grupo de artistas geniales, a los que propusimos como tema vertebrador, aunque no único, la influencia negra en el flamenco. Sobre el escenario estuvieron Jeromo Segura y Manuel Romero, al cante; Eli Parrilla y Esther Weekes, al baile; Carmelo Picón y Kaveh Nassehi, a la guitarra; y Andrej Vujicic, a la percusión. La cosa tenía su riesgo, por juntar a un buen grupo de artistas y por plantear ese tema. Un riesgo que merecía la pena.
El auditorio lo componían congresistas, la gran mayoría afroamericanos, de los que muchísimos no sabían español, y otros tantos, probablemente, no tenían familiaridad con el flamenco. Esto hacía más grande aún el reto.
El auditorio lo componían congresistas, la gran mayoría afroamericanos, de los que muchísimos no sabían español, y otros tantos, probablemente, no tenían familiaridad con el flamenco. Esto hacía más grande aún el reto.
Primero hicimos la presentación, que corrió a cargo de servidor. La cosa versó, tras hablarles de la Peña, sobre el flamenco, ubicándolo como tiene que ser, esto es, como un elemento de la cultura andaluza, y apuntando algunas cosas sobre la influencia histórica de los negros en su génesis y desarrollo, un tema muy poco estudiado. Luego pasé a presentar los tres números de la primera parte de la actuación, para que la audiencia pudiera entender mejor, y contextualizar lo que iban a ver y a oír.
Primero fue por guajiras, con el baile de Eli Parrilla. La belleza del baile, del cante y del toque ya encandiló a la audiencia. Siguió la cosa por soleá por bulerías, palante, sin baile, a cargo de Manuel Romero. Yo supuse que esto no interesaría demasiado a un público que gusta más de lo visual (del baile) y que no iba a entender lo que se cantaba. Me equivoqué: la tensión se respiraba, con la interpretación genial que hicieron. En tercer lugar, por tientos y tangos, de nuevo con Eli en el escenario. Apoteósico.
Presenté la segunda parte, la gente con un humor excepcional y sintiendo que estaba habiendo comunicación. Dije sobre lo que iban a oír, el sentido que tenía y demás. Se abrió la segunda parte con una ronda de martinetes. Pero eso no fue una simple ronda de martinetes. Es que Jeromo y Manuel llegaron a hacerlo a dúo, y brutales. Había gente llorando. A estos siguieron, ininterrumpidamente, las seguiriyas, con el baile de Esther. Duras, intensísimas, el aire se podía cortar. El público, entregado. Tras esto, Jeromo cantó, palante, por tangos. Yo ya no dudaba que iban a encantar, aunque fueran sin baile. Así fue. El auditorio, encendido. Por último, por alegrías y remate por bulerías de Cádiz, con el baile de Eli, y qué decir. Al final se sumó Esther. La gente, de pie, aplaudiendo a rabiar. Nos habíamos pasado un poquito de tiempo, pero es que los artistas estaban a gustísimo y pletóricos, y el público, más aún si cabe. Caramba, que terminaron y empezaron a gritar “¡Otra, otra, otra!”, que se marcaron por bulerías como despedida.
Presenté la segunda parte, la gente con un humor excepcional y sintiendo que estaba habiendo comunicación. Dije sobre lo que iban a oír, el sentido que tenía y demás. Se abrió la segunda parte con una ronda de martinetes. Pero eso no fue una simple ronda de martinetes. Es que Jeromo y Manuel llegaron a hacerlo a dúo, y brutales. Había gente llorando. A estos siguieron, ininterrumpidamente, las seguiriyas, con el baile de Esther. Duras, intensísimas, el aire se podía cortar. El público, entregado. Tras esto, Jeromo cantó, palante, por tangos. Yo ya no dudaba que iban a encantar, aunque fueran sin baile. Así fue. El auditorio, encendido. Por último, por alegrías y remate por bulerías de Cádiz, con el baile de Eli, y qué decir. Al final se sumó Esther. La gente, de pie, aplaudiendo a rabiar. Nos habíamos pasado un poquito de tiempo, pero es que los artistas estaban a gustísimo y pletóricos, y el público, más aún si cabe. Caramba, que terminaron y empezaron a gritar “¡Otra, otra, otra!”, que se marcaron por bulerías como despedida.
Hay que felicitar a los artistas, Jeromo, Manuel, Eli, Esther, Carmelo, Kaveh y Andej, que no solo estuvieron geniales, sino comprometidos, receptivos a la idea, creativos… Una maravilla. Lástima que la cosa era solo para los congresistas, que casi llenaron el Paraninfo. Pero es que los congresistas me sorprendieron como público. Cierto es que lo que los artistas les dieron fue una cosa fuera de serie y no me cabe duda de que la experiencia ha sido para ese público algo que nunca van a olvidar. Pero se percibía la cantidad de emociones que el recital les producía.
Desde luego, el día 10 de noviembre se queda para los anales de la Peña. Nos conocen académicos de universidades norteamericanas, que estoy seguro que desde ahora van a prestar más atención al flamenco. Incluso alguno mostró interés, tras la actuación, en llevar esto para allá.
Un par de cosas: lo importante que es contar con artistas que, no solo sean excepcionales como tales, sino también como personas. Otra: lo importante que es que el público sepa lo que está oyendo / viendo. Creo que fue un acierto hablarles de las guajiras, los tangos, las seguiriyas, etc., que iban a escuchar; no ya por el nombre de los palos, sino por lo que son y expresan.
Y otra: la idea, que estuvo presente en la mitad de los números ofrecidos, de la influencia negra en el flamenco, puede ser más desarrollada para montar en el futuro alguna cosa, con su argumentación y bases. Ahí la lanzo.
Doy las gracias a los artistas y al público, y de forma muy especial a Kaveh, que estuvo en la gestación de esto, y a Igor Pérez, que tuvo la suficiente sensibilidad como para proponernos esa participación en el Congreso de la ASWAD.
¡Somos más internacionales si cabe, jejeje!
PD: Solo contamos con estas fotos, pero el acto fue grabado para el documental del Congreso. He pedido que nos envíen la grabación a la Peña.
Fernando C. Ruiz Morales
Presidente de la Peña
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