Empezó con un solo de guitarra Vahan. No me parecía lo más adecuado un solo de guitarra dado el entorno. Pero ocurrió lo contrario de lo que pensé: nada más empezó, con unas bellísimas bulerías, pletórico de fuerza y de exquisita técnica, transmitiendo de verdad, la gente empezó a detenerse frente al escenario para escuchar.
Un baile como tiene que ser el baile flamenco: desde el suelo, con vuelos de las manos y del mantón, pero desde el suelo, desde la tierra. Con finura en las alegrías, con gozo indisimulado en las bulerías. Y esa voz de Ana, que te atrapa desde el primer sonido. Y esa guitarra excepcional de Vahan, bien de compás y de todo.
Los asistentes, embelesados. Al final, lo clásico bien hecho es lo que la gente agradece, quizás saturada de ruido. El público supo apreciar esta bocanada de aire fresco y limpio. Porque vi gente con la boca abierta, lo aseguro. Seguimos sembrando, y de qué manera.
PD: Con esta minicrónica me despido como “cronista” de las actividades de la Peña pues, como se informó, he dejado las responsabilidades por motivos laborales. A partir de ahora, solo a disfrutar y aprender de las cosas que se hagan, ¡que también está muy bien!
Fernando C. Ruiz Morales
Ex Presidente de la Peña
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